1. En casa sola


    Fecha: 19/02/2025, Categorías: Hetero Autor: Epikuro, Fuente: CuentoRelatos

    ... calzón rosado, como me gusta. De momento, metía un dedo en su vagina, el calor y la humedad de su interior me prendía. Ella me responde con sutiles gemidos. Todo lo sabía ella, mi putita guarra, que me gusta el porno y que eso la calentaba.
    
    —¿Vamos a la pieza?—me pregunta en un pequeño lapsus para seguir con su mamada.
    
    —Vamos.
    
    María Paz en cuatro, cola empinada, calzón pal' lado y la gloria. Pico metido, día bendecido. Lo mantengo adentro y hago pequeños movimientos circulares con mi cadera. María Paz gime y gime. La aprieto, empujo, no se la saco en ningún momento. Empujo y empujo más fuerte hasta sentir una presión en mi pico que me produce un pequeño dolor. Se la saco. Ella sigue gimiendo, con el rostro apoyado en su almohada, entregada toda para mí con su húmedo sexo que le palpitaba. La tengo durísima. La vista de ese monumento era todo lo que pedía. "Mi chicle de fresa" le decía yo por el color de su escondido tesoro.
    
    Le di media vuelta. Quería ver su rostro, sus ojos cansados, sus pómulos claros ruborizados en el acto. María Paz, pequeña gatita de 1,54 de estatura, rubia culoncita, de hermoso coño depilado.
    
    Mete y saca, mete y saca a paso lento. Se la meto entera y se la saco, se la meto entera y se la saco, así muchas veces. Por cada metida un gemido, por cada sacada otro y así. Se la meto fuerte y aplico velocidad, solo por un par de segundos y me detengo. Se lo hago como quiero y ella solo asiente con su cabeza; con la boca abierta y el pelo ...
    ... alborotado.
    
    Hora de chupar vagina. Como se debe. A cualquier hombre le da gusto lamer un pinkpussy, sobre todo de tu pareja. Le paso lengua por los bordes, retumbo mis labios en su centro de placer: su clítoris, durito como poroto. María Paz en éxtasis, le meto dedito, le meto dos. Sus piernas tiemblan. Orgasmo. Humedad. Le soplo gélido en la entrepierna y ella se estremece, su cuerpo recorre la cama en contorciones. Ya no gime, grita de placer.
    
    Le meto dedos y le pido que gima bien rico para que me la pare, de solo decirlo, mi pene se levanta en un par de segundos. Le aplico velocidad a mi mano y cuando siento venir el segundo orgasmo, rápidamente se la meto duro a toda velocidad. Ella grita, el calor de su sexo aumenta y la lubricación también. Ella fuera de sí mueve su cabeza de un lado a otro. Yo la observo fijamente mientras se la meto bien duro. Le digo "te amo" y ella me corresponde.
    
    Me sentía pleno, la situación la manejaba yo y la tenía controlada. Mi pene respondía perfecto y la calentura me sobraba. María Paz, en cambio, ya estaba más que lista, lo único que hacía era balbucear palabras cortadas para que yo me viniera. Eso me mantenía caliente. Yo sigo dándole martillo y apretaba su cintura con mis manos, mientras ella me envuelve con sus hermosas piernas.
    
    —Me meo, me meo.
    
    —Dale, que rico.
    
    —Me meo mi amor, me voy a hacer pipí.
    
    La mezcla de su ardiente líquido y las contracciones de su vagina producían en mí una sensación de cosquilleo en el pene. Estaba ...