1. La vecina (2)


    Fecha: 25/02/2025, Categorías: Confesiones Autor: JORGEFAG, Fuente: CuentoRelatos

    ... notar el grabado de encaje transparente sobre la chochita, que hacía apenas perceptible la rajita de sus labios.
    
    Me gustaría haber cargado algún aparato capaz de leer rayos infrarrojos, para poder saber exactamente la temperatura de su panochita, aunque sin aparato alguno creo que estaba ardiendo.
    
    Después de algunos minutos fue obvio que no se encontraba a gusto, esas poses no eran los que seguramente hacia cotidianamente, así que ante la falta de comodidad decidió retirarse, lo cual fue una verdadera lástima, me había dejado ver un precio de sus nalgas y de su rajita, ambas vistas dignas de cualquier banquete de “taco de ojo” que se pueda dar cualquier hombre.
    
    Regreso a los poco minutos, esta vez con medias color negro y zapatos de tacón que hacían perfectamente juego con su vestido (si pudiera aplicar un calificativo, diría que se veía putisima) y esta vez se colocó junto a donde yo estaba, en el lavaplatos, comenzando a mover la vajilla, abriendo el grifo del agua, salpicando un poco… De inmediato lanzo un “perdón” a lo que de inmediato conteste: “no hay problema”
    
    Fue entonces cuando me pude dar cuenta que esas hermosas piernas mejoraban cada vez que podías admirarlas de más cerca, tenía a unos cuantos centímetros, se notaba una piel tersa, con una carne firme, además a esta distancia se podía percibir un delicioso aroma a perfume.
    
    Era tan delicioso el espectáculo, que no podía conformarme con solo ver, tenía que tocar esa hermosura, por lo que tras pensarlo ...
    ... unos pocos segundos, deje caer una de las piezas metálicas cerca de sus pies, de inmediato ella se colocó en cuclillas y me indico:
    
    -Aquí está su repuesto vecino.
    
    Yo me hice como el que no estaba viendo, y sin dejar de mirar la estufa, solo atine a decir: gracias.
    
    Alargue mi mano, a sabiendas de donde se encontraba ella, fingiendo querer alcanzar la pieza, mi mano se siguió de largo hasta su rodilla, donde choque con la sedosa media que vestía su pierna llenándola de la grasa que abundaba en mis manos.
    
    -Perdón vecina, dije de manera automática, no estaba viendo.
    
    Busque su rostro y era una mueca de asombro, aparentemente se sorprendió, pero una vez que vio su pierna manchada de grasa su mueca se fue transformando por una de complacencia.
    
    -Ups vecino, no se preocupe, ¿Esto se puede lavar?
    
    -Claro que si vecina, es fácil de quitar, de la piel, de la ropa la verdad no sé, aunque si no puede me avisa, y con gusto acudo a su regadera a ayudarle a limpiarlo.
    
    -Sonrió y se levantó respondiendo: Si vecino, gracias, pero no creo que haga falta, en cualquier caso le aviso, contesto acompañando un guiño.
    
    Seguí trabajando, unos cuantos minutos más, finalmente termine, haciéndole saber a la vecina:
    
    -Ya quedo listo vecina, si gusta hacemos la prueba para que sepa que ya no existe la fuga.
    
    -Muy bien vecino, ¿cuánto le voy a deber?
    
    -Nada vecina, no le puedo cobrar, además ya me he cobrado con la vista
    
    Abrí de nuevo el tanque de gas, volvimos a la cocina y ...
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