1. Reencuentro con Fede y el final de la fiesta bondagera


    Fecha: 03/03/2025, Categorías: Gays Autor: Necko23, Fuente: CuentoRelatos

    ... invite con un suspiro-gemido.
    
    Espera- dijo Naranja. Saco una mordaza de bola del bolsillo y con delicadeza la puso en mi boca, ajustando las correas con firmeza.
    
    Cogeme- intente decir a través de la mordaza y parece que esta vez si se entendio por que Federico me penetro en seco y aunque cansado, me hizo sentir el mas profundo placer. Yo ayudé contrayendo la cola un poco, aumentando los gemidos y acariciando sus bolas cada vez que podía.
    
    De nuevo, lance una queja amordazada, Federico me quitó la bola de la boca. Haceme la paja -dije casi sin aire. No hubo tiempo, el señor Amarillo acompañado por otro hombre alto y de pelo gris interrumpio el goce.
    
    ¿Se suman al brindis?- disparo registrando cada centímetro de mi cuerpo con la mirada.
    
    No ves que estamos en el medio de algo- respondí ofuscado. Federico posó su mano en mi hombro,- tranquilo, dulzura.
    
    La verdad es que no quiero nada, acá con Fede estamos genial- devolvi despectivamente. Mi pareja me apretó bruscamente el hombro, había infringido la regla fundamental de la casa: no nombres
    
    Vamos hacer como que no escuchamos nada- dijo el hombre alto de cabello gris- Sin embargo, Debemos tomar medidas-continuo.
    
    Si la perra ladra, hay que callarla- solto Amarillo mientras arrojaba una banda de cuero a Federico- amordazalo! - ordeno.
    
    Incrédulo, con la boca abierta me di vuelta para mirar a Federico. Él no devolvió la mirada y me quitó las esposas. Mientras ...
    ... refregaba las muñecas doloridas, Federico , dejó la mordaza a mis pies.
    
    Es tu decisión- dijo levantando la mirada. Me arrodille y recogí la mordaza del suelo. Después de dudar unos instantes en búsqueda de una mirada cómplice que no llegó, aplique la pieza en mi boca, una especie de mini pene de plástico con una tapa de cuero que sellaba mis labios. La mordaza apretaba fuerte y al intentar hablar , el cuerpo extraño daba la sensación de poder irse por mi garganta.
    
    Federico se fue con los otros dos hombres dejándome solo en el quincho, desnudo y amordazado. Me senté en el suelo abrazando mis rodillas, intenté contener las lágrimas, pero la cara se me puso roja de congoja.
    
    Pasaron unos quince minutos cuando de repente, la puerta se abrió y un flash de penumbras me permitió distinguir la figura que con movimientos relajados se acomodo a mi lado. Era la señora cogida por Federico. Me miró como quien se encuentra con un huerfanito
    
    -Me manda el señor Naranja- murmuró tomándome del mentón y con franqueza continuó -Yo soy la señora Naranja, con eso te digo que soy la esposa de…vos sabes quien. Me parece que es hora que te vayas a casa-continuó Asentí con la cabeza tibia por el calor de las lágrimas . La señora Naranja dio tiempo a lavarme, me devolvió el short, la campera y la mochila con mis pertenencias y por un sendero lateral abrió la puerta de la calle. Pedí un Uber, la aplicación me tiro la ubicación ¿Que carajo hacía en La Plata? 
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