1. Juego impar


    Fecha: 01/11/2018, Categorías: Incesto Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos

    ... sujeto...
    
    Por suerte, su Amo salió en su ayuda...
    
    Quítasela, es demasiado para ella, no soporta un nivel muy alto de dolor...
    
    ¡No me jodas! Pues ya es hora de que le enseñes a aguantar estas cosas...
    
    Es mía ¿No? Pues lo haré cuando quiera. Y ahora quítasela de una vez...
    
    Ella sintió un agudo pinchazo en el clítoris y después una maravillosa sensación de alivio. Se la habían quitado.
    
    En el resto del cuerpo si las aguantará ¿N0? ¿O es demasiado delicada nuestra zorrita...?
    
    Puedes ponérselas donde quieras.
    
    El hombre empezó a trabajar. Ella notó como pronto de sus dos pechos colgaban un montón de pinzas haciendo sendos círculos alrededor de ellos.
    
    Su coño también fue adornado con ellas. Contó cinco en cada lado. Tras esto sintió como las ataban con una cuerdecilla colocada alrededor de cada uno de sus muslos. Así sus labios estaban pinzados y abiertos, dejando toda su intimidad al descubierto.
    
    El hombre empezó a dar golpecitos en las pinzas de sus pechos. También las retorcía o las juntaba entre sí. Al menos aquello no era tan insoportable y tampoco duró mucho, pues enseguida comenzó a quitárselas. Era más dolorosa la sensación del despinzamiento que llevarlas puestas. Y cuando el hombre apretó los pechos para que recuperaran su forma y desaparecieran las marcas, el gemido que sonó hubiese sido un aullido.
    
    Por unos segundos, nadie la tocó. Sólo sentía las pinzas de su coño que hacían que este empezase a quemarle y el cuchicheo de los dos ...
    ... hombres.
    
    Las manos que esta vez agarraron su pecho izquierdo fueron las de su Amo, cosa que el otro aprovechó para rodearlo varias veces con una cuerda de tacto suave, apretando fuertemente para luego repetir la operación con lo que quedaba de cabo en el derecho.
    
    Sus senos ahora oprimidos por la cuerda, parecían a punto de reventar debido a la presión. Los sentía muy sensibles y supo que así era cuando dos pinzas fueron colocadas aprisionando sus pezones. Un par de lágrimas rodaron por su mejilla... Se las habían puesto en posición horizontal y enseguida entendió por qué.
    
    Sus tobillo y muñecas fueron desatados, su Amo la cogió en volandas y le dio la vuelta. La iban a atar bocabajo dejándole las pinzas y las ataduras de los pechos. Su propio peso contra la cama hacía que aquello fuese más doloroso. Creyó que sus pechos explotarían en cualquier momento.
    
    Esta vez la dejaron libre, pero el hombre le ordenó que abriera mucho las piernas y que se agarrara a los barrotes de la cabecera de la cama.
    
    Ella así lo hizo, mientras sentía aquella dura mano acariciando sus nalgas.
    
    Demasiado blancas y frías para mi gusto. Yo las prefiero rojas y calientes...
    
    Pues si quieres nos ponemos a solucionarlo...
    
    Ambos hombres rieron de forma cómplice.
    
    No pasó mucho mucho antes de que el primer azote cayera sobre ella. Sintió el cuero de un cinturón manejado con fuerza y eso la hizo agarrarse fuertemente a los hierros de la cabecera y contraer todo el cuerpo.
    
    Un segundo azote cayó ...
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