1. Juego impar


    Fecha: 01/11/2018, Categorías: Incesto Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos

    ... desde el otro lado. Lo estaban haciendo entre los dos. Cuando uno alzaba el cinturón el otro la golpeaba, no tenía ni un solo segundo de descanso. Sólo podía llorar, contraerse y aguantar. Las nalgas le quemaban como el fuego cuando por fin decidieron parar.
    
    Incluso se había olvidado de las pinzas que torturaban su coño hasta que unos de los hombres, no supo quién, desató las cuerdecillas y comenzó a quitárselas. Cada vez que saltaba una sentía aquel horrible pinchazo. Cuando no quedó ninguna, le apretaron los labios, que, en vez de relajarse, llegaron al máximo de su intensidad en dolor, era como cientos de agujas atravesándoselos.
    
    Su Amo le ordenó ponerse de rodillas en el suelo, cosa que hizo entre amortiguados sollozos.
    
    Aunque no podía ver el color de sus pechos porque tenía los ojos vendados, sospechaba que estos debían estar morados, como ocurre tras atarse un hilo en un dedo.
    
    El amigo del Amo la liberó de la cuerda y de las dos pinzas, sentir como volvía a correr la sangre por sus senos fue al mismo tiempo delicioso y molesto.
    
    Volvió a oír a los dos hombres susurrando. Seguramente planeando que hacer con ella.
    
    Entonces oyó como alguien movía una silla. Efectivamente, el amo la estaba poniendo de lado a los pies de la cama.
    
    No se esperaba que de pronto el otro hombre la cogiese rudamente por los pelos y tras ordenarle ponerse a cuatro patas tirase de ella usando el cabello como si fuese una correa de perro.
    
    Se detuvo y ella oyó los muelles de la ...
    ... cama, debía haberse sentado sobre ella. Pero no soltaba su pelo, sino que lo usó para izarla un poco mientras le ordenaba acomodarse sobre sus rodillas.
    
    Ella lo hizo y al apoyar su vientre sobre las piernas de él y notar el vello y la piel, comprendió que estaba desnudo. También notó el bulto duro y caliente de su miembro. Parecía largo y grueso. El contacto de aquella verga hizo que la recorriese un escalofrío de placer y su entrepierna se mojase un poco más. Todo lo experimentado hasta el momento la había hecho sentirse excitada. La mezcla del dolor y el placer era mucho más intensa que el placer sólo.
    
    No tuvo que poner las manos en el suelo ni intentar hacer equilibrios sobre las rodillas del hombre, porque justo al lado de este, en la silla que había oído mover hacía un rato, estaba sentado su Amo, también desnudo. Sus pechos estaban apoyados en sus rodillas y la polla de él golpeaba su mejilla izquierda.
    
    El Amo la agarró por el cabello y le acercó la boca a la polla. Ella enseguida entendió que quería que se la chupase, cosa que empezó a hacer con ansía, jugando con el miembro, saboreándolo mordisqueando la punta como sabía que a él le gustaba.
    
    No había hecho más que empezar. Cuando notó unas fuertes palmadas que eran repartidas por sus ya ardientes nalgas.
    
    Su Amo la cogía por la cabeza guiándola en cada movimiento y haciendo que la polla entrase casi hasta la garganta.
    
    Notó que a él le faltaba muy poco para correrse, pero para sorpresa de ella en ese ...