Eyaculo junto a Cristina (Final)
Fecha: 11/03/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Omar89, Fuente: CuentoRelatos
... entre una cama y otra mayor (algo que me vino bien aquella noche). Yo dormía de espaldas a la ventana, con los pies mirando hacia la puerta, mientras que Cristina, que era más calurosa que yo, dormía de espaldas a la puerta y de cara a la ventana para poder aprovechar la corriente de aire que entraba por la misma.
Estas eran las posturas en la que estábamos, cuando, en una noche en la que no podía dormir, pude ver a través de la luz de la luna llena a mi hermana dormida con una camiseta y una braguita negra de espaldas a mí, mirando a la pared. Verla así, tan cerca, con esa braguita que tan bien marcaba sus glúteos y esas piernas desnudas entrecruzadas delicadamente me provocaron una erección. Las veces en que me masturbé pensando en ella lo había hecho en el cuarto de baño o en una habitación, pero en casi todas esas ocasiones Cristina estaba fuera de casa. Hasta entonces había utilizado mi imaginación o algunas fotos para alimentar mi fantasía incestuosa al meneármela, pero ahora la tenía en vivo. Me dije “tengo que hacerlo ahora”.
Saqué mi polla erecta de aquel pantalón corto y empecé a meneármela, tratando de no hacer ruido con el líquido preseminal al agitarla. Contemplaba aquel culo, que tantas veces había logrado excitarme y pensaba cómo me gustaría arrancarle aquella braguita y frotarme contra él mientras acariciaba sus suaves piernas, como lo hacía en la piscina. A aquella vista excitante la acompañaba de imágenes mentales, como el recuerdo de sus pechos en la ...
... playa. “Dios, cómo me gustaría disfrutar de ese culo mientras le sobo las tetas”, decía en mi interior. Pensaba qué pasaría si ella en realidad no estaba durmiendo, como yo, y de pronto se diera la vuelta, y viera allí a su hermano masturbándose. ¿Se molestaría? ¿Gritaría? ¿O por el contrario, podría excitarse y “ayudarme” a “desahogarme”?
Fantaseaba cómo sería hacer la postura de la cucharilla tal y como estaba en ese momento, mientras olía su cabello y besaba su cuello. Me encantaría ser el más cariñoso con Cristina y hacerle sentir la mujer más hermosa. Me preguntaba, “¿por qué no puedo disfrutar de ese cuerpo como hace mi cuñado? ¿Sólo porque es mi hermana? ¿No podría haber nacido en otra familia y así intentar algo con ella?” Pero al mismo tiempo que me lamentaba por aquello, era consciente de que, si mi hermana me excitaba más que ninguna otra, era por el morbo de lo prohibido, por aquella especie de complejo de Edipo. De no haber sido mi hermana me hubiera excitado verla, sin duda, pero el hecho de que lo fuera le daba un plus a mi deseo sexual, lo potenciaba por diez. Por otro lado, de no haber sido mi hermana, no se hubiera venido a dormir a mi cuarto y mucho menos con braguita tan ajustada y sugerente. Seguro que mis amigos, que habían despertado aquel deseo por ella en el primer relato, me envidiarían si superan lo que estoy viendo ahora. Lo mismo que aquellos desconocidos que la miraban en la piscina.
Seguí agitándomela, hasta que me la imaginé sin braguita, ...