Me rompen el culo dos buseros
Fecha: 15/03/2025,
Categorías:
Gays
Autor: RedMau, Fuente: CuentoRelatos
... del terreno vi 2 siluetas. Con el pene en la mano me acerqué lo más silencioso que pude. Llovía ahora muy poco, lo suficiente para que la lluvia cubriera el sonido de mis pasos.
Vi a los 2 uniformados que se masturbaban mutuamente, apenas se habían bajado ambos los pantalones, lo suficiente para sacar sus penes.
El delgado me vio primero, soltó el pene de su compañero y le hizo una seña. El otro también se asustó pero se recobró inmediatamente, con un asentimiento de su cabeza me invitó a acercarme.
No necesito decir que obedecí.
Me acerqué a ellos. Vi sus penes, el del delgado era largo, grueso en la base pero con glande pequeño, blanco. El de su compañero era de unos 16 cm pero grueso, moreno, cabeza grande, casi púrpura. Ese me metí primero en la boca. En ese momento le bajé el pantalón un poco más, andaba un bóxer negro, que también bajé y dejó descubiertas sus piernas cubiertas de vello negro, grueso y ensortijado, su pubis era espeso también, abundante y amplio, sus huevos cubiertos de pelo, grandes y olorosos.
Sentí ese sabor de precum tan delicioso al no más meteme su verga, apenas cabía en mi boca, imaginé el dolor en mi ano si dejaba entrar esa paloma.
En eso su compañero agarró mi cabeza y la acercó a su pene, que olía a hombre también, su brief blanco y mojado con su precum apenas dejaba descubierto su escaso vello púbico y cubría sus pequeños huevos pero su pene era un portento, de unos 21cm. Sus piernas eran delgadas y lampiñas pero fuertes y ...
... hermosas.
Pasé un buen rato masturbando a uno y mamando al otro y cambiando, en eso me levanté, el delgado me empujó hacia un árbol, me agarré de él imaginando lo que iba a pasar.
“Qué culo más duro tenés” me dijo el delgado con su voz clara y varonil mientras acariciaba mi glúteo derecho.
Sentí sus dedos ensalivados en mi ano, que sacó casi inmediatamente para luego sentir que un trozo de carne se abría paso, aflojé lo más que pude y me resigné lascivamente a lo inevitable.
Pensé que lo iba a meter de un sólo, pero alzó mi pierna derecha sobre una roca cercana y la metió poco a poco, hasta que esos 21 cm estaban dentro de mi.
Mientras tanto acerqué a su compañero y le desabotoné y le quité la camisa, vi su pequeña panza, sus pectorales firmes y sus pezones morados y aturrados y mientras me taladraban suavemente el ano le levanté el su brazo grueso y vi sus axilas pobladas de vello negro, grueso, abundante y ensortijado. Empecé a pasar mi lengua con fruición sobre ese pequeño colchón de pelos saboreando ese sabor a macho. Me toqué el pene y lo sentí flácido pero lleno de precum y tuve conciencia entonces del placer que venía proveniente del ano. El delgado me daba cabeza de modo suave, acompasado, como sin querer dañarme y sin hacer mucho ruido. Yo comenzaba a estar en el paraíso. De repente el macho que me rompía el orto comenzó a jadear despacio y a empujarla más fuerte hasta que sentí algo caliente derramarse dentro de mi.
“Puta que culo más rico tenés, ...