1. Me rompen el culo dos buseros


    Fecha: 15/03/2025, Categorías: Gays Autor: RedMau, Fuente: CuentoRelatos

    ... cabrón” me dijo con voz entrecortada.
    
    “¿Te gustó?”
    
    “Ahí te dejé preñado”
    
    Me toqué el ano y lo tenía abierto y húmedo.
    
    El otro dijo con voz grave
    
    “Mi turno”
    
    Me di vuelta y si el anterior fue gentil, este fue lo opuesto.
    
    Parado como estaba la metió de un sólo hasta sentir ese colchón de pelos púbicos en mis nalgas, la sacaba y metía, la sacaba y metía, la sacaba y metía, sin compasión, él bufaba y resoplaba, yo gemía como nunca me había oído. Sentía ese glande salir y entrar a placer. Con sus calientes y enormes manos me agarraba de la cadera mientras me embestía. Su compañero se recuperó y comenzó a masturbarse y con voz clara me ordenó
    
    “Chupame los sobacos, que eso se ve rico”
    
    Imaginé unas axilas lampiñas o a lo sumo con algo de vello, como tienen los muchachos de 12 - 13 años, pero me sorprendió con una axila grande, no muy poblada, pero con vellos largos, él sólo jadeaba mientras se las chupaba, vi que tenía su erección completa. En un momento me besó tiernamente, mientras se masturbaba.
    
    Luego empujó mi cabeza hacia abajo y adiviné que quería acabarme en la cara.
    
    Sumisamente acepté sus deseos y al acercar su pene me dejó en el rostro un par de escupitajos blancos y espesos
    
    En eso el que me destrozaba el esfínter, al quedar yo inclinado hacia adelante, con mi ano contraído me agarró con más fuerza y luego de unos encontronazos casi gritó
    
    “Puuuta… qué ricooo”
    
    Sentí su semen caliente derramarse dentro mío, en ese momento le pedí que ...
    ... no la sacara y me masturbé fuertemente con mi pene semi duro y luego de unos jalones logré acabar abundantemente un semen casi líquido.
    
    Mi penetrador me agarró la cabeza y con su pene aún dentro me besó fuerte y torpemente.
    
    “Qué rico” me dijo con una torcida sonrisa, sacando su pene negro húmedo y se dispuso a ponerse la camisa.
    
    El otro me volvió a besar tiernamente, beso que devolví mientras sentía mi ano abierto y las piernas temblorosas.
    
    “Te gustó este cabrón verdad?” le dijo el compañero ya con la camisa puesta y subiéndose los pantalones y le vi su bóxer negro y ese gran bulto que cubría ese chorizo grueso, peludo y negro.
    
    “Dame tu número” me dijo el delgado.
    
    Se lo di.
    
    “Vámonos” le dijo al otro.
    
    “Tenemos que repetirlo” me dijo con sonrisa cómplice.
    
    Y se fueron y yo quedé ahí en ese páramo con los pantalones abajo, mi dignidad y mi bóxer atorados en mis rodillas, el culo abierto y goteando leche con mocos blancos ajenos en mi cara.
    
    Me limpié como pude y cojeando llegué a mi carro. De lejos vi el bus marcharse mientras hacía sonar su bocina, devolví el saludo al bus como un estúpido, un estúpido lleno de leche y con el culo estirado y adolorido. Sentarme en el habitáculo y hallar una posición cómoda fue un calvario. Ya en carretera mi verga pedía más y ansiaba repetir, en eso recibo en mi teléfono vía Whatsapp una foto de ambos, con su uniforme pulcro, el grueso conduciendo y el otro tomando la selfie.
    
    “¿Cuándo repetimos?” decía un último ...