1. Almuerzo especial (capítulo 1)


    Fecha: 27/03/2025, Categorías: Hetero Autor: Jose Caeli, Fuente: CuentoRelatos

    ... Está bien.
    
    Archivaldo miró su delantal blanco, que se ataba alrededor de su cintura y le llegaba hasta las rodillas. Tenía un bolsillo donde solía ir su libreta y otro bolsillo para popotes.
    
    —¿Así que no tienes nada debajo de ese delantal?
    
    Diana se rio nerviosamente.
    
    —No.
    
    Sintiendo que tenía que demostrarlo, rápidamente levanto la parte delantera del delantal hacia un lado, dejándole ver la parte superior de sus largas piernas y su pequeña zona de vello púbico. Después de darle un segundo para confirmar que, de hecho, no llevaba nada debajo del delantal, dejó caer la tela blanca en su lugar. Se sentía relajada, mostrar su cuerpo desnudo no está tan mal después de todo.
    
    —Wow…
    
    Archivaldo se quedó mirando el delantal, como si esperara que se lo quitara de nuevo, o tal vez solo pensara en lo que acababa de ver.
    
    —Entonces... ¿sabes lo que quieres? —Diana preguntó.
    
    Archivaldo se rio entre dientes.
    
    —Sabes... Te he escuchado preguntar eso cientos de veces, pero tiene un tono un poco diferente cuando estás parado ahí sin ropa.
    
    —¡Oh Dios mío! —Diana miró hacia un lado—. Tienes tanta razón. No pensé en eso.
    
    —Quiero decir... sé lo que quisiste decir, es solo...
    
    Ella hizo un gesto con la mano.
    
    —Sí, sí, lo sé. —Ella se rio.
    
    Haciendo una pose con la cadera inclinada hacia un lado y adoptando una expresión demasiado seria, hizo un gesto hacia sus senos.
    
    —¿Estás interesado en aprender más sobre nuestras ofertas especiales? —preguntó ella ...
    ... maliciosamente.
    
    Archivaldo se rio.
    
    —¡Guau! ¡Eso se ve bastante bueno! Estoy encantado. No necesito más, solo dame uno de cada uno.
    
    Diana rio. Adoptó otra pose, esta vez de pie con las piernas juntas y las manos detrás de la espalda.
    
    —Hola, señor —chirrió inocentemente.
    
    —¡Eres maravillosa! —Archivaldo sonrió—. Maldita sea, Diana. Tal vez deberías aceptar ese trabajo en un club de striptease después de todo. Eres natural. Pareces muy cómoda así.
    
    —No… —Diana bajó los ojos con recato—. Solo estoy jugando.
    
    Archivaldo asintió con la cabeza hacia su delantal.
    
    —¿Harás una pequeña vuelta?
    
    —¿Por qué?
    
    —Quiero ver cómo te ves desde atrás.
    
    Diana hizo lo que le pidió, girando lentamente en su lugar. Cuando le dio la espalda, miró por encima del hombro, tratando de verse a sí misma.
    
    —El delantal no te cubre ahí atrás, ¿verdad?
    
    —No —dijo ella, terminando la vuelta.
    
    —Estás bastante desnuda.
    
    —Simplemente caminaré hacia atrás para que no puedas ver.
    
    —No, no hagas eso, —dijo él—. Tienes un gran trasero. No me importa echarle un vistazo cuando te vas.
    
    —Oh, por favor. —Diana se rio, pero se sintió halagada—. Entonces, ¿has decidido lo que quieres?
    
    Cuando Archivaldo se echó a reír de nuevo, Diana puso los ojos en blanco y le dio una palmada en el hombro.
    
    —¡Oye, tranquilo! ¡Sabes a qué me refiero! ¿Qué se supone que debo decir? ¡Cualquier cosa que diga va a sonar sucio!
    
    —No, no —dijo Archivaldo—. Lo siento. Adelante, haz tu pregunta. No me ...
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