1. Mi sobrina Alondra 1


    Fecha: 02/11/2018, Categorías: Incesto Autor: emman, Fuente: RelatosEróticos

    Su nombre…, la llamaré Alondra, es sobrina de mi esposa, hija de madre soltera. Vivía en un barrio muy pobre, por lo que su entorno y su educación nula. Sus amigas visten provocativas, a veces vulgar. Y con razón, son de bajos recursos, la mayoría son obreros mal pagados. Las chicas parecen más prostitutas que adolescentes, los varones “nacos”, las piropean de manera vulgar, por no decir y ellas orgullosas, sintiéndose bonitas y deseadas. En realidad parecía que ofrecían la mercancía para que las saquen de pobres.
    
    Alondra es hermosa, es blanca, pelo castaño claro, casi rubio, resaltan sus nalgas redondas que le permiten contonearse de manera natural, ese contoneo me hacía adivinar su trasero desnudo. No es la clásica modelo flaca, es de carnes generosas pero bien distribuidas, nada de celulitis, nada de estrías, a pesar de su complexión. Sabe que está buenísima pues los hombres la miran con lujuria, me cuento entre ellos. Su aspecto de niña bien, de niña fresa me encanta, aunque solo hay que pulirla un poco. Su mamá también buenísima, su vida personal y sentimental es un caos, tiene fama de fácil y de equivocarse con los hombres, creo que solo busca quien la saque de trabajar y la mantenga. Mi esposa que sabía la situación de su hermana y le propuso tener con nosotros a mi sobrina, apoyarle en sus estudios, supimos que desconfiaba de la nueva pareja que vivía con ellas, así que aceptó la propuesta. Mi sobrina estaba entusiasmada con un hombre mayor, un locutor popular que ...
    ... al parecer se quería aprovechar. Ella parecía enamorada del tipo, yo lo conozco porque soy músico y se de ese ambiente, es un clásico naco.
    
    Estaba feliz, parecía haberse olvidado del locutorcillo lépero y vulgar. Yo la veía normal, como una hija, no se le permite que realizara trabajos como si fuera sirvienta, preferimos se concentre en sus estudios. Mi forma de verla fue cambiando cuando su confianza a vestir con ropa ligera a cualquier hora me perturbaba, sobre todo cuando estábamos solos, pues su manera de vestir era la misma aún en la presencia de mi esposa que a veces le decía procurara cubrirse un poco más. Pero estando solos mi deseo por ella aumentaba, me encanta verla vestida en su ropa de dormir como, como un short de algodón, blusa de tirantes o escotada sin sostén, o en piyama floja de las caderas que me permitían ver el inicio de sus nalgas, ropa que mi esposa le prestaba o le regalaba.
    
    A veces no traía sostén, no podía evitar mirar sus pezones, sus senos son de buen tamaño para sus 16 años. Mi actitud cambió, la miraba de reojo, la espiaba, ya no podía pensar en otra cosa que no fuera sexo con ella, me masturbaba pensando en ella, o tenía sexo con mi mujer imaginando a mi sobrina. Cada vez era más el deseo, espiaba sus movimientos, si la acompañaba a un lugar me gustaba que se adelantara para ver ese rico trasero que contonea al caminar.
    
    Una noche, antes de dormir, le pidió a mi esposa una pastilla para dormir, pastillas de las que el doctor le indicó ...
«123»