Una historia épica (2)
Fecha: 11/04/2025,
Categorías:
Gays
Autor: Carlos Yafac13, Fuente: CuentoRelatos
... escalera y vi mi reloj, el que estaba en medio tenía la costumbre de tomar agua a esa hora, saque media cara y lo vi dirigiéndose hacia los lavatorios, salimos y fuimos detrás de la construcción de las duchas que colindaba con los muros laterales, al terminar el mismo volví a mirar a los vigilantes y el que estaba en el extremo se puso de acuerdo con el que ya avanzaba y ambos se dirigieron a tomar agua. Salimos entonces y continuamos detrás de las aulas que estaban al frente de las nuestras y nos internamos en los matorrales, nos agachamos y de cuclillas avanzamos por entre las púas de los arbustos.
El tramo era largo y parecía interminable, hasta que llegamos al circuito de entrenamiento y debíamos ubicar una loma que llegaba a los muros posteriores donde la subida sólo ahí era factible.
- Es aquí – le dije a Luis.
- Bien, tu me ayudas a subir y luego yo te ayudo
- ¿Bien, tienes la soga no?
- Si acá está – sacó una soga de casi 3 metros.
Me puse frente y de cara a la pared y Luis subió a mis hombros, y poco a poco lo levanté, luego agarré sus pies y lo subí hasta que llegó al borde, subió al mismo.
- Te arrojo la soga – me dijo.
Cogí la soga y poco a poco fui trepando el muro, ya casi llegando Luis me coge del antebrazo y me ayuda a subir. Estando arriba y agazapados vimos todo el cuartel, inmenso, imponente, vimos al otro lado y observamos una línea celeste, era el mar.
Nos descolgamos y caímos sobre unos terrales muy irregulares, el mar ...
... estaría como a 900 m o algo más. Escondimos la soga y fuimos avanzando y atravesamos unas chacras de tomates, otra de ajíes pequeñitos y uno de limones, Luis cogió algunos, no sé para qué. Acabaron las chacras y atravesamos un largo trecho entre tierra y arena, la cual estaba muy caliente ya que estábamos ya en el medio día. Y divisamos el mar, llegamos a la orilla y nos quitamos los borceguís y la ropa, nos quedamos en calzoncillos y nos dispusimos a entrar al mar, pero dije.
Si nos mojamos lar trusas vamos a mojar los pantalones, así que nos quitamos y quedamos en bolas. No había nadie en ninguna parte, estábamos lejos de toda civilización, solo había algunos pelícanos, gaviotas y unos carreteros que salían de sus huecos en la arena. El mar estaba tranquilo y corrimos hacia él, jugamos, nos empujamos, caíamos a las aguas y luego no zambullimos bajo las olas antes que rompieran. Era la libertad que queríamos, entonces nos acercamos y nos abrazamos, el agua llegaba en medio de nuestros tórax, unimos nuestros labios con tal frenesí que no interesaba el golpe de las olas.
Sus labios acariciaban los míos mientras sus manos recorrían mi espalda hasta llegar a mis nalgas, su lengua penetró a mi boca y le dio una suave caricia la mía y sentí que me desvanecía
Me sacó del mar y me tendió sobre la arena húmeda, me acarició con sus labios mi cuello y mi oreja izquierda, luego fue a la derecha y empezó a bajar por mi cuello hacia mis tetillas, la cuales las mordisqueo sin hacerme ...