Conversión (1)
Fecha: 18/04/2025,
Categorías:
Transexuales
Autor: Rick71, Fuente: CuentoRelatos
El portazo es lo último que recuerdo de la pelea que tuve con mi esposa. Simplemente, salí de ahí porque ya no quería pelear más. Caminé sin rumbo en una ciudad que no es tan segura para estar de noche. Sentía rabia, sentía injusticia. Después de 8 meses sin sexo, preparé una velada romántica, pero ella no quiso participar, eso llevó a una pelea y que yo me encuentre caminando por el centro de la ciudad sin un destino fijo.
Son las diez de la noche, veo un pequeño bar abierto y decido pasar a tomar un trago. No sé como volver a casa sin tener que pedir disculpas, ni sé si deba pedir disculpas por algo que ni siquiera sé si es mi culpa, mi cabeza da vueltas, imágenes de divorcio y pornografía se revuelven en mi mente mientras tomo una cerveza. Trato de pensar en mis opciones, ir donde un amigo, buscar un lugar para quedarme, volver a casa. No sé cuanto he tomado cuando me pasan la cuenta porque van a cerrar. Y vuelvo a la calle, a caminar, esta vez a la 1 de la mañana, por algunos de los barrios más peligrosos en lo que he estado. Todo me da vuelta cuando dos tipos aparecen y mi embriaguez desaparece de golpe ante la realidad, voy a morir.
Los matones parecen sacados de una película barata, ambos con gorros, jeans y uno de ellos lleva algo en la mano, probablemente una navaja. 20 metros, 15, cada metro se me hace una eternidad y mi cabeza queda en blanco, entro en pánico y me paralizo.
Siento una mano en mi espalda y luego una mujer se para frente a mí y me besa. Se ...
... gira y les grita algo a las dos personas que todavía se acercan, solo logro distinguir algunas palabras, sobre que soy su cliente. Algo les muestra y los tipos se detienen, levantan las manos y se van.
Como despertando de un sueño veo a mi salvadora en ropas que gritan trabajadora sexual. Un top plateado que deja ver su ombligo con una pequeña chaqueta brillante, su pelo rubio es obviamente una peluca, debajo una minifalda negra, pantis y tacos altos. En su cartera de mano, está guardando algo que alcanzo a distinguir como una pistola.
- ¿Bueno - Me dice - eres mi cliente o no?
— Yo… — Me detengo nuevamente congelado. Mi rabia, el miedo, la sensación de que estuve a punto de morir, el alcohol, todo se mezcla y solo asiento con mi cabeza.
Me da un precio y caminamos de la mano a un edificio cercano. Subimos las escaleras, cruzamos un pasillo y entramos en una habitación.
Ella no espera que cierre la puerta cuando comienza a besarme en la boca y me presiona contra la pared. Empiezo a abrazarla y tratar de responder sus, pero la situación golpea en mi cabeza y en mi sexo de una manera que no había sentido en mucho tiempo. Ella, casi sin soltar mi boca de sus besos, me desviste, sacando mi remera desesperada y soltando mi cinturón dejando caer mis pantalones. Luego pone una de sus manos bajo mi bóxer y mi verga está dura como no ha estado en meses. Sin palabras, sin demoras, sin aviso, se arrodilla frente a mí y pone mi sexo en su boca. Que situación más excitante, ...