1. Conversión (1)


    Fecha: 18/04/2025, Categorías: Transexuales Autor: Rick71, Fuente: CuentoRelatos

    ... manos vuelven a mis nalgas, y pronto a la parte interior de mis muslos. Con un poco de presión me pide separar mis piernas, lo que hago. Más aceite y su mano se desliza por el interior de mis piernas hasta llegar a mis testículos. Los acaricia y moja con aceite, la sensación es deliciosa, surreal, erótica. Siento sus dedos volver a deslizarse por mis nalgas hasta sentir una presión en … Mi ano!
    
    -No, no, eso no. — Me giro con rapidez y ella solo sonríe.
    
    - Quizás algún día me lo pidas, pero por ahora, veo que tenemos algo importante de lo que preocuparnos.
    
    Diciendo esto, con sus manos aceitosas, toma mi verga y la empieza a masajear, subiendo y bajando con sus manos expertas. Vuelvo a relajarme, y cierro los ojos. No dejo de maravillarme lo rápido que me recuperé desde la espectacular mamada que me dieron hace unos minutos. A mis 45 años, volver a tener una erección tan rápido es toda una sorpresa. Sin soltarla, sin dejar de masajear, de masturbarme deliciosamente, ella se levanta, y dándome la espalda se sube sobre mí.
    
    La imagen es de lo más caliente que he vivido. Ahí estaba yo, desnudo, sobre el sillón, ella completamente vestida sobre mí. La textura de sus medias contra mis piernas, sus nalgas asomando brevemente desde su minifalda. La veo mover brevemente el hilo de su tanga y bajar sus caderas hasta posicionarse sobre mi verga. El sexo anal no es nuevo para mi, es algo que mi esposa me daba en ocasiones especiales, cumpleaños o san Valentín. Era algo que yo ...
    ... no podía pedir. Y ahora, aquí estaba con esta maravilla de mujer, sintiendo como mis 17 cm de verga iban entrando lentamente en su cuerpo hasta sentir sus nalgas sobre mis caderas y presionar más hasta sentirla completamente enterrada por mi sexo. Se quedó quieta unos segundos, y luego comenzó a moverse, despacio, delicioso, subiendo y bajando, yo viendo como mi verga entraba y salía desde su ano. Puse mis manos en sus nalgas y me dejé llevar.
    
    Sus movimientos rítmicos fueron acelerando y pronto sus nalgas golpeando mis caderas sonaban como un aplauso. Athena comenzó a gemir, algo que mi esposa jamás hizo cuando lo hacíamos así. Los movimientos de cadera fueron demasiado para mí y por segunda vez en la noche, volví a tener un orgasmo y fingido o no, pude sentir como el cuerpo de Athena se tensaba y tenía su propio orgasmo.
    
    No sabía que alguien pudiera tener un orgasmo haciéndolo por ahí, pero Athena quedó congelada, sus gemidos llenando la habitación y su cuerpo tenso sobre el mío le daba un toque especial a toda la situación.
    
    Ella se levantó con rapidez y corrió al baño. Yo tomé unas servilletas que estaban en la mesa y me limpié. Busqué mi ropa y comencé a vestirme cuando veo que asoma su cabeza desde el baño y me grita que no me vista. Bueno, pensé. La noche no ha terminado al parecer.
    
    Athena abrió la puerta del baño, pero no salió.
    
    ¿Amor, tengo una sorpresa para ti, pero puedes sentarte en el sofá pequeño, por favor?
    
    Ok, ya estoy sentado.
    
    Athena se ...