Historia de una cama
Fecha: 19/04/2025,
Categorías:
Humorísticos
Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos
... torpemente,
Presione mis brazos juntos, lo que obligó a mis globos frontales abultarse majestuosamente. La cara del joven vendedor delato su emoción al ver mis pezones asomarse por el borde.
Vendedor: “Recuéstese”- aun con su cortesía conocida hasta el momento.
Me puse de pie, lo tome de la camisa y lo jale hacia mis pechos, besándolo cachondamente y mismo tiempo apretando su polla con mi mano libre, de un tirón abrí su camisa, con la respiración excitada, me recosté en la cama, y en mismo paso resbale mi tanga de mis caderas, a mis muslos y ahí fue dar mis tobillos enredándose en uno de mis tacones.
Una de mis manos jugaba con mi cuquita chorreante, y la otra le indicaba con el índice “VEN”.
El inocente vendedor, demostró no ser tan inocente, de rodillas entre mis piernas enterró su núbil rostro en mi tarro de miel. Gemí en voz alta cuando sentí su lengua retorcerse dentro, lamiendo y relamiendo, sus dedos entrando en mi suave y sedoso coñito, dos, y luego tres. Buscó y encontró mi clítoris; tocándolo con los dedos, se lo metió en la boca y chupó el pequeño frijolito, mi miel goteaba de mi cuquita palpitante. Como una rata del desierto reseca, el joven, y ex inocente, vendedor se llenó la garganta con mi dulce y suculento desbordamiento.
Vendedor: "Voy a Culearte, bien culeada, puta", el educado vendedor, se había ido junto al inocente también.
Se enderezo sobre sus rodillas y metiendo sus muslos bajo los míos, suavemente la punta de su polla toco ...
... los labios de mi coño, como pidiendo permiso para ingresar, con ese gesto tan educado no podía negarle la entrada, con mis manos abrí mis labios para permitirle acceder a mi cálido y húmedo refugio, que lo esperaba con ansias.
Yo: "Culeame, bien culeada"
Manteniendo su erección perfectamente quieta, dejando que me retorciera en la cama para empalarme en él, en un parpadeo empujó, llenando la vaginita con su imberbe pinga dura como el cemento. Deje escapar un grito ahogado de placer cuando su magnífica verga me llenó, sus bolas se detuvieron contra mis nalgas.
Lo apreté con los músculos de mi aceitado coñito, disfrute de la sensación de la pinga del vendedor dentro, Dios mío; ¡Tenía una pinga muy buena!
Entonces el cabroncito se echó hacia atrás, y luego embistió de nuevo, y luego se retiró, de modo que la punta de su bulbosa pinga descansaba justo en la parte exterior de mis labios. Allí se quedó quieto, sin moverse, mis caderas giraban en busca de su pinga, sobre las sábanas con absoluta frustración.
Yo: "¡Cógeme, hijo de tu pinche madre!" levantándome de la cama para abofetearlo. "¡Métemela, cabron!"
Vendedor: "Lo que la clientela ORDENE", sonrió
Entrando lentamente en mi cuquita, centímetro a centímetro, palmo a palmo, hasta que estuvo completamente incrustado una vez más. Retirándose de nuevo, repitió el proceso, esta vez un poco más rápido.
Yo: "Te gusta satisfacer a la clientela, que te ordenen, ¿verdad?" apoyándome en los codos, mirándolo ...