1. Historia de una cama


    Fecha: 19/04/2025, Categorías: Humorísticos Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos

    ... pertinazmente.
    
    Vendedor: "Si, y si tienen un vocabulario tan vulgar como suyo, mejor"
    
    Yo: "¿Te pone duro?"
    
    Vendedor: "Muy duro", guiñando un ojo.
    
    Yo: "Entonces” levantando las caderas para recibir su empuje. "Cógeme, cabron", "¡Méteme toda tu pincha verga en mi cuquita!"
    
    Vendedor: "Lo que Usted, ordene", gimió, su empuje se aceleró.
    
    Yo: "Pendejo, Me encanta tu pinche verga, muévete y cógeme, pendejo de mierda "- extasiada
    
    El vendedor ahora me había agarrado de la pierna derecha levantada y estaba penetrándome, sus bolas se balanceaban precariamente contra mi perineo.
    
    Yo: "Sí, ¡sí!"- mi desahogo llegaba y llegaba intempestivamente
    
    Ya no podía hablar solo agudos chillidos de placer salían de mi boca, cuando mi cuerpo se estremeció con los embistes del núbil vendedor. Mis pechos se tambalearon y se brincaron fuera de la media copa del mi bra, Él miraba alegremente mis senos que temblaban y se mecían como gelatina. Alcanzó uno de ellos y apretó el esférico tembloroso, sintiendo el pezón endurecido en la palma de su mano, entre sus dedos.
    
    Aún enterrado dentro de mí, se recostó cayó encima de mi cuerpo, ahuecando mis pechos mientras lo hacía, metiendo uno de sensibles pezones en su boca. Mis manos ahuecaban su cabeza, gemía mientras chupaba con fuerza mi teta hinchada. Todavía penetrándome soltó mi pezón antes de rodar su lengua alrededor de él, saboreando su sabor. La saliva goteaba de su boca y rezumaba como melaza por mi pecho redondo.
    
    Yo: ...
    ... "¡No pares, hijo de puta!" le advertí
    
    Me doble debajo de él mientras mi orgasmo recorría mi cuerpo.
    
    Yo: "Oh sí, ¡ya llegooo!" jade, arañando su espalda y hundiendo mis dientes en su estrecho hombro.
    
    Vendedor: "¡Córrase, Señora, oh sí, ¡córrase toda!" gimió,
    
    Su pinga ahora martillando en mi apretado y húmedo coñito, mientras yo me frotaba maravillosamente mi clítoris, me corrí gritando, estrepitosamente.
    
    Grite, estremeciéndome debajo de él, apretando su verga dentro de mi rociada cuquita. El barbilampiño vendedor inclinó la cabeza hacia adelante y me besó, captando el último de mis clímax en su boca, pronto farfulle de placer.
    
    Vendedor: "¿Le gusto?" – yo aún sentía las réplicas de mis orgasmos, enrojecida y agota.
    
    Yo: "Oh sí, oh sí, criaturita", ronronee
    
    Vendedor: “Este modelo de cama puede hacer magia”
    
    Yo: "Tu verga puede hacer magia."
    
    Vendedor: "Lastima que no te alcance " sonriendo.
    
    Yo: "Y después te va a doler tus huevitos ¿verdad? Entonces déjame ayudarte", lamiendo mis labios.
    
    Vendedor: "Si insiste", retirándose de mi goteante vagina
    
    Se puso de rodillas y se puso en cuclillas sobre mí, dándole a mis pechos un par de golpes juguetones con su pinga antes de colocarse sobre mi cara.
    
    Entonces ruidosa y alarmantemente un grito salió de mi boca;
    
    Yo: ¡MI MARIDO!
    
    El joven y destanteado vendedor saldo como resorte fuera de la cama.
    
    Yo: ¡RAPIDO ESCONDETE! – señalándole hacia debajo de la cama
    
    El vendedor, confundido y acelerado, ...