Avilés, España
Fecha: 21/04/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: marinin, Fuente: CuentoRelatos
El alboroto y la alegría era exactamente lo que yo esperaba. Ahora, por primera vez estaba en la casa de la familia de mi padre en España. Por supuesto que nos conocíamos a través de las redes sociales, casi todos los días nos veíamos por facetime o FB, pero yo nací en el otro lado del mundo y nunca nos habíamos encontrado en persona. Este viaje había sido planeado por mucho tiempo, siempre supe que, a los 18 años, cuando me graduara de high school pasaría el verano en Avilés.
Aquí, ahora no faltaba nadie; mi tía Teresa, su esposo Arturo, sus tres hijos (Lourdes, Luisa y Alejandro) también estaban los novios de mi prima, la novia de Alejandro y algunos amigos más.
A pesar de lo cansado que me sentía por el viaje, el ambiente, el vino y la exagerada cantidad de comida me tenían más que despierto.
En medio de toda aquella fiesta mis ojos se encontraban con los de Lourdes y me hacían recordar las tantas veces que habíamos hablado por horas en facetime. Usualmente nos encontrábamos cuando yo regresaba del colegio y estaba solo en mi cuarto, mientras para ella era el final del día y estaba acabada de salir de la ducha, envuelta en una toalla con el pelo mojado y su sonrisa perenne. En más de una ocasión dejaba que la toalla se desprendiera de su cuerpo y cayera sobre sus piernas, enseñando sus senos redondos y firmes, con unos pezones rosados que parecía que se querían escapar de sus tetas. Eso me excitaba enormemente, sentía como se me paraba el pene instantáneamente, y ...
... me lo tocaba sin que ella pudiera ver en su pantalla lo que yo estaba haciendo. Después, cuando la llamada terminaba, me echaba hacia atrás en la cama y me seguías acariciado hasta sentir el torrente de semen salir como balas de una escopeta.
Tía Teresa dirigía el flujo de vinos y tapas como si fuera un director de orquesta. Su voz, aunque muy sutilmente daba las órdenes que todos cumplían sin chistar.
Cerca de media noche tío Arturo comenzó a despedirse de cada uno con un beso en cada mejilla, él trabajaba en el salón de emergencias del hospital y hoy le tocaba el turno de la noche.
Yo deseaba que el resto también se fuera y poderme quedar solo con Lourdes, pero mientras mis deseos eran muchos mis esperanzas eran pocas, el novio no se despegaba de ella ni por un instante.
“Esta fiesta ya se está poniendo aburrida”. “vamos primo a la plaza a seguir con los vinos y las tapas”. Enseguida Lourdes y el resto aprobaron la idea, pero la tía Teresa me saco del apuro diciendo. “marinin está muy cansado, déjenlo que valla a dormir. Ya habrá tiempo para más juergas otro día”. Y así en menos de un minuto la casa queda sin gente, pero llena de botellas vacías, platos, vasos y toda la evidencia de la fiesta.
“Te ayudo a recoger un poco tía” le dije por compromiso.
“Estás muy cansado, acuéstate a dormir. Mañana será otro día”.
Para llegar a mi habitación tenia que pasar por la de Lourdes, la puerta estaba abierta y pude ver en medio de mucho reguero una sesta con ropa ...