Trío bisexual en la clínica veterinaria
Fecha: 24/04/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos
... la situación de a poco comenzaba a tornarse cada vez más excitante. Siguiendo la dirección del sonido, llegué a una habitación que tenía la puerta entre abierta. Estando a dos pasos de ella, los vi. Si ya me generaba demasiado morbo la idea de ver a una pareja heterosexual dándose placer, fue tremendo el impacto que me genero ver a dos hombres en esa situación. El joven veterinario que me había recibido estaba sentado en una vieja silla metálica, mientras que, otro de una edad similar, o incluso un poco más joven, estaba de espaldas a él, de frente a la puerta, cabalgándolo. Mi primera reacción fue susurrar un “wow”. El porno homosexual masculino jamás me llamó la atención. A ese contenido siento que le falta algo (¿tetas, quizás?), por lo que encontrarme tan de cerca con semejante escena encendió en mí algo tan extraño como placentero. Necesitaba mirar, pero al mismo tiempo se me hacía inmenso el deseo de meterme adentro de ellos y, al menos por un instante, sentir lo que estaban sintiendo
Tan obnubilada estaba en mis cavilaciones, que no noté el momento preciso en el que advirtieron mi presencia. Seguían en lo suyo, como al principio, pero sus miradas cargadas de morbo se posaban fuertemente en mí. Si ya me habían visto y no habían frenado ni me habían pedido que me fuera, lo tomé como algo positivo, por lo que, lentamente, ingresé a la habitación, acercándome hacia ellos. Me detuve cuando ya casi no podía avanzar, demasiado cerca. Con una mano acaricié el rostro del ...
... hombre que cabalgaba y con la otra su pecho. Llevó la primera mano a su boca, y la segunda a su pija, que estaba totalmente erecta. Comencé a masturbarlo mientras me chupaba los dedos. Él comenzó a tocarme por encima de la camisa. Poco después me la desprendió y metió una mano adentro de mi corpiño, para apretar con fuerza. Me atrajo hacia sí por la cintura, mientras yo me quitaba la camisa y me desprendía el corpiño. Comenzó a chuparme las tetas con voracidad, ansioso, sin dejar de cabalgar a su compañero.
Me dejé chupar un poco, pero decidí ser un poco más activa. Me arrodillé frente a ellos y le comí la pija al que estaba arriba. Empecé por la cabecita, haciendo círculos con mi lengua. Del mismo modo bajé por su tronco una y otra vez, cada vez más rápido. Llegué a su bolas, pequeñas y suaves, sin rastro de vello púbico. Me fue muy fácil metérmelas a ambas en la boca y succionarlas. Esto pareció encenderlo, porque sus gemidos de placer se hicieron más sonoros. De repente una pija, que no era la suya, me golpea en la cara. Era la del veterinario. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Le saqué el preservativo, lo pajeé por cinco segundos y se vino sobre mi cara una oleada de leche tibia y espesa. Traté de guiar la mayor cantidad hacia mi boca, para luego chupársela con ganas.
El hombre que estaba arriba se puso de pie, dándome espacio, para luego, con algo de dificultad, desprender mi jeans y sacármelo. Corriendo mi tanga, fue directamente a chuparme el culo. La ...