Selu
Fecha: 29/04/2025,
Categorías:
Gays
Autor: Einar Cano, Fuente: CuentoRelatos
Durante una temporada después de lo que me ocurrió en el Charco de la Pava no quise ver a nadie, por un lado me reprochaba lo estúpido que había sido poniéndome así en una situación de riesgo, aquel sitio tenía mala fama pero no hice caso de las advertencias, de hecho, la gente dejó de ir por que los robos o las violaciones se hicieron frecuentes, incluso detuvieron a dos individuos, por otro lado, estaba avergonzado, había sido humillado y forzado, me habían reventado el culo, tuve muchos días el esfínter dolorido, y yo… lo había gozado, a pesar de la violencia, la humillación, la degradación a la que me habían sometido había tenido tres orgasmos brutales, aunque, ¿a quien quiero engañar? no fue a pesar de eso, fue precisamente por eso por lo que me había corrido, yo había buscado esa situación y era eso lo que me avergonzaba.
Pero como siempre digo, “al tiempo tiempo le pido y el tiempo tiempo me da”, a mediados de mayo mi hijo mayor se casaba en Valencia, es inspector de policía, había conocido a una valenciana encantadora, diplomada en psicología que trabaja en el departamento de recursos humanos de unos grandes almacenes, habían comprado un piso en el barrio de Patraix y contraían matrimonio en la parroquia de Santa Teresa de Jesús, pasamos una semana muy buena, nos alojamos en el hotel SH Inglés, junto al ayuntamiento y visitamos la ciudad que nos encantó, hacía mucho tiempo que no nos reuníamos los cinco, mi hijo pequeño también es inspector de policía y está ...
... destinado en las Palmas de Gran Canaria.
A la vuelta a casa, sin darnos tiempo a deshacer las maletas mi mujer me pidió que me sentara, necesitaba hablar conmigo.
- Einar, tú sabes que esto no va bien.
- Lo sé.
- He sido muy feliz contigo y sé que tú también conmigo pero esto no va más allá.
- Esperaba esta conversación, no te voy a engañar.
- Necesito empezar de nuevo Einar, y creo… no, no creo, sé que tú también.
- ¿Se acabó?
- Lo mejor es el divorcio Einar.
- Tienes razón, como siempre tú eres la valiente.
Nos casamos muy jóvenes, con veinte años, yo había dejado a medias empresariales y trabajaba en la fábrica, ella continuó con sus estudios de enfermería y cuando obtuvo en propiedad la plaza en el SAS yo acabé los míos, tuvimos a nuestro primer hijo con veintidós años y al segundo con veinticuatro, ahora con casi cuarenta y ocho años, ella los cumplía en junio y yo en agosto, nuestras carreras profesionales estaban encauzadas, nuestros hijos tenían su propia vida, ambos comprendíamos que era el momento, fuimos muy felices juntos pero era hora de separarnos antes de que nos hiciéramos daño.
El acuerdo de divorcio fue rápido, éramos independientes económicamente, no teníamos hijos a cargo, tampoco teníamos deudas, mi ya exmujer se quedó con el piso que teníamos en la costa gaditana y yo con la que había sido nuestra vivienda habitual, ambos estaban pagados, ella tenía un piso cerca del parque de María Luisa y del hospital donde trabajaba, sus ...