1. Una fuente incomparable de fruición


    Fecha: 29/04/2025, Categorías: Bisexuales Autor: Daigarus, Fuente: CuentoRelatos

    ... liróforo que le dijese con pulcritud lo que sentía por ella.
    
    La espera se hacía interminable y los deseos por coger no desistían. Ernesto tuvo que moverse un poco por la sala para hacer tiempo, estirar los músculos para que no se le acalambraran durante el viaje y hablar consigo mismo frente al espejo del baño para sentirse más relajado. Por la forma en la que estaba vestido, Estela jamás sospecharía que él era un hombre de bajos ingresos que vivía con lo justo. De todas formas, ella no discriminaba a ricos y pobres.
    
    Antes de las diez de la noche, Javier se contactó con Ernesto y le dijo que estaba por llegar. El obrero guardó el celular en el bolsillo del pantalón, agarró un paraguas, apagó las luces, tomó la llave, salió de la casa, cerró la puerta y se marchó sin decir nada. Trotó cuán rápido pudo hasta la puerta de entrada, ahí se quedó esperando hasta que Javier apareciera.
    
    No pasó ni medio minuto hasta que el ingeniero llegó en su auto de alta gama. Tenía un BMW serie 8 coupé de color azul marino que había comprado hacía dos años y lucía como si todavía estuviese nuevo. Al abrir la puerta y sentarse en el asiento del copiloto, Ernesto se sentía como si estuviera dentro de una nave espacial. Lo amplio y moderno del diseño le parecía magnífico. Nunca antes había estado dentro de un vehículo tan lujoso.
    
    Javier llevaba puesto un traje negro con corbata roja, camisa blanca, pantalón de vestir, calcetines blancos, zapatos marrones y un Rolex en la muñeca ...
    ... izquierda. Se había puesto un perfume fuertísimo que se olía a kilómetros de distancia. A simple vista, parecía un multimillonario con anhelos de lucirse frente a los demás. En realidad, era un hombre común que le gustaba vestirse con elegancia y juntarse con la chusma.
    
    —¿Vendes droga o qué? —Ernesto le preguntó en broma y se puso el cinturón de seguridad. En ningún momento quiso sonar grosero—. ¿Cómo hiciste para comprar esta máquina?
    
    —No estuve ocho años en la facultad de ingeniería por gusto —le respondió y pisó el acelerador—. Este carro lo compré con mis ahorros y un préstamo del banco.
    
    —Con un cochazo como este ninguna mujer te diría que no.
    
    Durante el viaje por las calles inundadas, se la pasaron hablando de autos de alta gama y de los precios que había en el mercado. Ernesto soñaba con comprarse un buen auto que tuviese un motor grande y potente, pero que no costase una millonada. Javier le recomendó algunos modelos a precios razonables, no tan potentes pero sí muy vistosos. Para poder acceder a uno de esos autos, Ernesto tenía que ganar un muy buen sueldo (como el de un diputado).
    
    Al llegar al destino, Javier se detuvo a pocos metros de la casa, apagó el motor, retiró la llave y le dijo al copiloto que ya estaban en el sitio de encuentro. Ernesto estaba alterado porque no sabía cómo comportarse para seducir a una dama, no quería volver a cometer los mismos errores de antes. Tenía miedo de hacer el ridículo frente al ingeniero que se había tomado la molestia de ...
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