1. Me lo merecía


    Fecha: 03/11/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola, me llamo Gloria y les voy a narrar algo que me sucedió al viajar en el metro de la Ciudad de México, bueno para empezar me voy a describir físicamente, soy alta, como de 1.71 m., de pelo castaño claro, tengo un trasero que según mi esposo es delicioso, ya que es firme y respingado, desde atrás parece como una manzana, y un par de senos como de talla 38, son firmes ya que a mis 30 años, no han sucumbido ante la gravedad, y mis pezones lucen deliciosos, pero bueno mejor les platicaré de mi experiencia, mi marido y yo íbamos rumbo a nuestros respectivos trabajos, ese día me puse una faldita negra, muy ligera, con cierto vuelo, que cuando camino, la tela se levanta por el movimiento de vaivén de mis nalgas, era un día como cualquier otro, por lo que nunca me imaginaba la aventura que ese día el destino me tenía preparado.
    
    Eran las 8 de la mañana, a esa hora el metro va a reventar de gente, y más aún por tratarse de ser viernes y para acabarla era también día de pago, por lo que la mayoría de la veces ya no cabe ni un alfiler, y en esta cuidad se acostumbra una sección exclusiva para mujeres y otra la de hombres, donde pueden ir tanto mujeres y como hombres, y por no separarme de mi esposo, le dije que me iría con él, a pesar de que el no quería que me fuera en el vagón por aquello de las metidas de mano, pero yo le dije que no creía que se atreverían a nada si iba en compañía de él, de mala gana él aceptó, por lo que nos situamos en el anden a esperar el metro, de ...
    ... inmediato me percaté que era yo y una chica como de unos 18 años, con una falda muy pequeña, que solo basta que se incline un poco, para poder apreciar sus juveniles nalgas, la chica tenía unos senos que prometían bastante y una cara angelical, de esas que aparentan inocencia pero esconden a un verdadero diablillo dentro de esa mascara de ternura, como les dije éramos las únicas dos mujeres para abordar el transporte en la zona de hombres, pero ya cuando menos me di cuenta el subte llegó y la muchedumbre de inmediato se arremolinó cerca de las puertas, y al abrirse como impulsadas por una catapulta, fuimos levantadas en vilo por la masa de hombres que querían abordar.
    
    Sobra decirles que casi luego luego sentí varias manos que se apoderaban de mi culo y mis muslos, incluso un dedo travieso alcanzo a tratar de abrirse paso por la raja de mis nalgas, pero instintivamente apreté fuertemente mis nalgas, impidiendo que me arponeara mi estrecho ano, en la confusión quedé algo retirada de mi esposo, pero logró situarse cerca de mí después de bastante esfuerzo, pero eso no fue suficiente para que las manos dejaran de tocar mi anatomía, pero para evitarle problemas a mi marido opté por callar el manoseo del que era presa en ese atestado vagón, llevaba una pequeña mini falda de algodón, bastante delgada, por lo que sentía claramente las manos que palpaban a conciencia mi trasero, una mano especialmente tomaba gran interés en la raja de mis nalgas, pero no descuidaba el delinear mi tanga en ...
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