1. Masajes con final (para nada) feliz (parte 3)


    Fecha: 05/05/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos

    ... que suele pasar con cotidianeidad. En ese momento, note que todavía tenía a mi consolador en mi culo. Lo saqué y salte hacia sus brazos. Al sentir el contacto con ese cuerpo tan conocido, su aroma, su placidez, me desmayé inmediatamente.
    
    Desperté dos días después en la sala de una clínica. A mi lado, estaban Jorge y mi hermana, con rostros entre aliviados y alegres. Julia intentó contarme la situación. Resulta que Camila eran pareja desde hacía cinco años. Se conocieron en un chat en una página de relatos eróticos. Eso mismo que los unió al principio, terminó separándolos. El detonante, además de la salud mental de la chica, al parecer, fui yo y mi relato “La chica de los relatos aparece en tu casa”. Al parecer, Camila se obsesionó con la idea de que eso sucedió realmente y que el protagonista de esa historia era su novio, desatando la locura que acá les conté. Para ello, desde hacía varios días deambulaba por mi edificio (todavía no sabemos cómo supo mi dirección). La noche en la que todo sucedió, interceptó a la masajista real que había contratado esa noche y ocupó su lugar. ¿Qué papel tiene Abigail en esta historia? Años atrás, cuando aún se llamaba Fabio y no había iniciado su transición, habían sido novios. Camila lo encontró con otro hombre, algo que le destrozó el corazón e inyectó en su ser las ansias de venganza. Se tomó su tiempo, pero finalmente lo hizo.
    
    Jorge llegó de sorpresa a la ciudad. Me llamó muchas veces esa noche, pero no respondí. Se presentó ...
    ... ante mi puerta, desde donde volvió a llamar y escucho que mi teléfono sonaba adentro de departamento. Presintió que algo malo sucedía, por lo que, utilizando su llave ingresó. Los teléfonos tirados en la puerta fueron un claro indicio de que algo malo sucedía. Escuchó tras mi puerta y confirmó sus sospechas, por los que decidió llamar a la policía y esperar. Ante la demora de la ayuda, decidió actuar, salvando la noche. Mi hermana y mi cuñado llegaron atraídos por Camila, quien les escribió desde mi celular que necesitaba ayuda. Al menos no mintió en esa parte.
    
    ─Creo que, si estabas buscando darlo un final a tu serie de relatos, no hay mejor que este ─comentó Jorge.
    
    ─¿Final? ¿Sabes cómo va a aprovechar esto para conseguir lectores? ─preguntó molesta Julia.
    
    ─Me niego a creer que lo que pasó es real ─dije en tono cansado.
    
    ─Una muerta, un herido y una loca presa. Cinco personas traumadas de por vida. Es lo más real que te va a pasar es tu estúpida vida, Martina ─dijo enojada y ofendida mi hermana.
    
    Jorge intento mediar, pidiéndole por favor a Julia que vaya por algo para tomar. Estuvimos un largo rato mirándonos, sin poder hablar. Sentía una gran necesidad de pedirle disculpas, de decirle que me sentía muy mal por todo, que jamás pensé en que escribir relatos pudiera traer tanta tragedia. Pero no fueron necesario las palabras.
    
    ─Quédate tranquila. Vos, Juli y Jairo están bien. Conmocionados, pero bien. Sos buena mina, nada de lo que pasó fue tu culpa. Quizás la ...
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