1. Mi vida con Eduardo (II)


    Fecha: 13/05/2025, Categorías: Gays Autor: Francy, Fuente: CuentoRelatos

    Cada vez amo más a Eduardo. Hace unos 3 meses finalmente pudo quedarse una noche fuera, su hija había ido un fin de semana con su madre, de visita en la ciudad. Me llamó un viernes y me dijo: “Este fin de semana me quedo contigo, prepárate Francy”. Así, autoritario como a veces es conmigo. El corazón me dio un vuelco: “¡Sí mi amor… síi!”, atiné a decirle solo eso. Una felicidad me invadió, tal que quede como loquita. ¡Dos noches y dos días con él…! Hasta ese momento solo nos veíamos unas horas, dos veces a la semana, cuando él podía por su trabajo y su hija. Hacíamos el amor, un café y algún traguito y nada más. Pero me llamaba antes de dormirse, hablábamos cosas lindas, a veces me celaba y me pedía que le contara mi jornada.
    
    –No quiero que coquetees con ningún hombre, tú eres solo mía, ¿estamos? –me dijo serio, un poco autoritario.
    
    –Sí Eduardo, sabes que te soy fiel y que te amo. Y tú tampoco con otra, ¿ya?
    
    –Francy, soy solo tuyo, esto que tengo en mi mano es solo para ti… –yo imaginaba su pene en su mano, quizás ya duro por la conversación al teléfono. Más de una vez hicimos el amor por ese medio. Él iniciaba:
    
    –Bésame bebé…
    
    –Smuaaac...! ahí va mi beso amor mío
    
    Luego me pedía describirle como estaba vestida. Siempre duermo con babydoll y calzones, o pijama de franela femenino en invierno. Son mis noches sola. Alguna vez me ordenaba tomar una foto a mi culito y dernas en la cama y enviársela por whatsapp. Y me hablaba: “Baja a mi pene, bésalo Francy”, ...
    ... “Ábrase las nalgas amor…!” “Comienzo a metérselo bebé”. Cosas así, y yo gemía y le hablaba con pasión, con voz femenina y dulce, como si estuviera de verdad cogida por él. Hasta que sentía su voz cuando acababa, su gemido de macho. ¡Qué feliz me sentía esas veces, haberlo satisfecho de esa manera! Nos dábamos las buenas noches, y yo a soñar con él.
    
    Bueno, esa vez que me anunció que dormiría conmigo, comencé a prepararme como nunca. Fui a comprar alguna lencería nueva, una calza ajustada y una faldita corta de simil cuero. Además algunas cosas para comer y beber, cosas que él me había dicho que le gustaban. ¡Iba a atender a mi hombre, a cocinar para él, ver su ropa, quizás lavarla, plancharla...! Estaba como loca, me sentía súper mujer. La casa la limpié a fondo, cambié sábanas, ordené mi ropa, todo para mi Eduardo.
    
    Ese viernes llegó como a las 8 de la noche. Cuando tocó el timbre yo estaba ya vestida, calza violeta, blusa blanca, zapatitos de taco bajo y abajo un colaless negro y un peto ceñido, también negro. Mis labios pintados sobriamente y mis pestañas crespas. Acudí a abrir la puerta con el corazón palpitante. Ahí estaba mi amor, mi Eduardo, con cara de cansado pero sonriéndome.
    
    –¿Cansadito mi amor?
    
    –Sí bebé, un poco, fue un día de locos, la construcción con problemas y yo solo para resolver todo.
    
    Eduardo es constructor civil, y tiene a cargo escuadras de obreros y técnicos. Un trabajo que lo hace más viril a mis ojos, siempre lo imagino con su casco y su porte ...
«1234...»