1. Mi vida con Eduardo (II)


    Fecha: 13/05/2025, Categorías: Gays Autor: Francy, Fuente: CuentoRelatos

    ... hija y yo le di algunos consejos de mujer. Con Eduardo me siento mujer, pienso como mujer.
    
    Después de cenar Eduardo se quedó en el sofá a ver TV y gustar un bajativo que le preparé. Me sentía tan dichosa de atenderlo como su mujer, mimarlo y hacerlo sentir bien. Despejé la mesa y lavé la vajilla, todo en orden.
    
    Luego me fui a sentar a su lado, el me abrazó y miramos televisión, un documental sobre África creo. Me besaba y yo a él, me acariciaba los muslos y nalgas, yo le besaba el cuello y los labios. Casi ni veíamos el programa tv. En un momento Eduardo me tomó una mano y la llevó debajo de su bata, a su pene. ¡Oh, estaba duro nuevamente!
    
    –Amor, quiero ducharme, desde esta mañana he hecho varias cosas y me siento un poco sudada, después vamos a la cama. ¿Me permite eso mi amor? Por favor, también tengo ganas de ti…
    
    –Bueno regalona, sabe que la consiento, vaya a sus cosas, yo me iré a la cama ahora.
    
    Corrí al dormitorio, elegí ropa de noche y me encerré en el baño. Me duché largamente, lave mi agujerito con un chorro de agua caliente, unas cremas, perfume, otros calzones, un babydoll rosado y unas medias con liga. Quería estar muy tentadora para mi amor.
    
    Cuando salí del baño Eduardo estaba ya en cama, sentado, a torso desnudo, mirando su celular y wasapeando con su hija, según me dijo.
    
    –Pero qué linda mi Francy, venga con su hombre –exclamó levantando la sábana. Me metí feliz a la cama, abrazándome a su pecho peludo, que tanto me gusta, jugando con mi ...
    ... deditos entre sus pelos de macho. Él estaba solo con los bóxer. Me acariciaba mi pelo y mis hombros. Así estuvimos un rato hasta que Eduardo me recostó y prácticamente se subió sobre mí, buscando mis labios con su boca, besándome el cuello y las orejas, mis hombros y brazos. Luego bajó los tirantes del baydoll y me besó los pezones, los chupó y mordió suave. Yo gemía de placer y le revolvía su pelo. ¡Qué delicia! Eduardo sabía cómo hacer gozar una mujer. Yo sentía su pene ya endurecido sobre mis muslos. ¡Seré nuevamente suya!, pensé con el placer de siempre.
    
    Así fue, esta vez no me llevó a mamarle su pene, sino que me puso boca abajo, me quitó los calzones y se sacó su bóxer, y me dejó las medias. Abrió mis piernas, separó mis nalgas y salivó en mi hoyito, lo lamió y apunto su pene. Sentí su entrada suave, esta vez no fue brusco. Me penetró lentamente, hasta metérmelo por entero. Yo lo sentía dentro, y apretaba mi culito para darle más placer a él.
    
    –¡Mi amor… soy tuya, tuya..! –exclamé.
    
    –Sí Francy, solo mía…
    
    Y luego empezó a entrar y salir, bombeando duro, como macho embravecido haciendo suya a su hembra: ¡yo era su hembra en ese momento! Me sentía en el cielo, y mi amor por él era inmenso, y se lo decía en medio de mis gemidos, dándole más energía a sus embestidas. Esa segunda vez demoró más en acabar, para felicidad mía. Me besaba los hombros, el cuello y me giraba la cara hacia él para besarme la boca. Yo sentía todos sus 80 kilos sobre mí, me sentía pequeñita (soy ...
«1...3456»