A tres pollas
Fecha: 15/05/2025,
Categorías:
Gays
Autor: Einar Cano, Fuente: CuentoRelatos
Pedro me llamó unos días después de nuestro último encuentro, ese en el que me travestí para él.
- ¿Qué te pasa, cabrón?
- Yo también te quiero, pedazo de puta.
- Jajaja, ya lo sé, no puedes vivir sin mí.
- Me tienes caliente perdido, maricón, desde el otro día no dejo de hacerme pajas.
- Pues guarda la leche, no te ordeñes que ya sabes donde la quiero.
- ¿Puedes venir hoy y hacerme otro numerito?
- ¿Hoy?, imposible, está mi mujer en casa y tengo que ir a casa de mis padres a por las cosas.
- ¿Las guardas en casa de tus padres?
- No, si te parece las guardo en la mía para que las encuentre mi mujer, desde que mis padres fallecieron la tengo vacía.
- ¿Mañana sí puedes?
- Sí, mañana nos vemos, ¿te viene bien a las once?
- Ya sabes que a mi me viene bien cualquier hora.
- Vale, pues hasta mañana, y relájate cabronazo, que quiero que mañana tengas los cojones bien cargados.
- Adiós golfa.
A la mañana siguiente, puntual como me gusta, a las once estaba llamando a su puerta, iba con mi pequeña maleta con todo lo necesario tal como él me había pedido. Me abrió en albornoz, como siempre, con su mata de vello saliendo por su abertura.
- Buenos días, golfa.
- Buenos días, becerro.
- Entra y ve bajando, ahora voy yo.
- No corras, necesito al menos una hora.
- Joder con la puta.
- No te quejes, perro, las cosas o se hacen bien o no se hacen.
- Anda, tira para abajo.
- ¿Hoy no hay sauna?
- No, no la he encendido, lo ...
... siento.
- Bueno, en fin… qué le vamos a hacer.
En la gramola del sótano sonaba Eloise, del gran Tino Casal, crucé directamente al cuarto de baño sin detenerme, me desnudé y comencé por la higiene íntima, no quería que mi macho se llevara una sorpresa, me duché, me di un crema hidratante, mi base de maquillaje, corrector en nariz, pómulos y barbilla, perfilado de ojos negro con rabillo, sombra en tonos marrón, delinee mis cejas, mascarilla de pestañas negras, colorete y pinté mis labios en color rojo oscuro, a tono con las uñas de las manos, esta vez me coloqué una peluca de pelo negro natural, largo con flequillo y raya en medio, encajaba como un guante, no en vano entre esta y la rubia me había dejado una pequeña fortuna, me puse pendientes con una perla en las orejas, gargantilla también de perlas y una pulsera, pasadores de plata en los pezones unidos por una cadena, esta vez opté por el rojo, corsé con ligero, medias, zapatos de tacón, tanga y guantes de encaje cortos, todo en el mismo tono, cuando acabé me miré en el espejo.
- ¡Qué zorra eres!
Salí del cuarto de baño, una mano en la cadera y el paso firme, me quedé clavado.
- ¡Aquí está! ¿Qué os parece? ¿No os dije que mi puta era de lo mejor?
Pedro estaba detrás de la barra, poniéndole una copa a un señor que se encontraba sentado en una de las sillas, otro estaba sentado en uno de los Chester y los tres estaban desnudos.
- ¡Coño Pedro! Que golfo eres, que callado te lo tenías.
- Joder Ramón, ya ...