1. Carmen la costurera


    Fecha: 17/05/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: marinin, Fuente: CuentoRelatos

    Carmen la costurera vivía en un pequeñísimo apartamento a dos cuadras de mi casa, ella era la “costurera de barrio”, cada vez que alguien tenía la gran dicha de poseer un pedazo de tela, solo confiaba en Carmen para convertir aquel tesoro en una prenda de ropa.
    
    La costurera estaba ocupada con otra cliente cuando entre, yo conocía de vista a dicha clienta, casi todo el barrio sabia de ella, era la peluquera de mi madre, y también la amante de casi todos los mecánicos del taller que estaba frente a la peluquería. Muchas veces cuando mi padre llevaba el carro y yo lo acompañaba podía oír a los mecánicos contando las hazañas de la peluquera en la cama.
    
    Carmen le dijo que se parara en un banquito que estaba próximo a la máquina de coser, con la cinta de medir alrededor del cuello una libreta de notas en la mano y un lápiz en la boca le dijo “te puedes quitar el vestido”. La peluquera actuó como si nadie más estuviera presente, levanto el vestido sobre su cabeza y quedo solamente con bragas y brasier, pero no se trataba de la ropa interior como las que yo había visto en la tendedera de mi casa, las de la peluquera eran minúsculos, tenían bordados y parecían de una tela muy fina, atreves de los ajustadores se podían ver sus tetas redondas, con unos pezones hinchados que penetraban la fina tela. De las bragas salían pelos como si fueran prófugos de la justicia.
    
    “que cuerpo más precioso tienes mi amiga” dijo Carmen. “Yo se que tienes a todos los hombres del barrio ...
    ... embobecidos, especialmente mi marido, a mí no me hace caso, pero noto como te mira cada vez que vienes a verme”. seguía hablando Carmen sin parar de tomar las medidas.
    
    Para mí la escena y la conversación resultaron humillante, ya yo era un adulto, aunque no lo parecía, por culpa de mi aspecto físico siempre me trataban como si fuera un niño. En ese momento hubiera querido que me tragara la tierra.
    
    Mientras la peluquera se volvía a poner el vestido y Carmen escribía las medidas en su libreta de notas, pude con más detalles ver las tetas perfectas de aquella mujer, eran más grandes y más hermosas que las que yo había visto en las revistas porno. La bella mujer salió por la puerta sonriente diciéndole a la costurera. “que disfrutes a tu joven cliente.” Y se fue.
    
    Cuando Carmen dijo, “vamos, es tu turno, párate en el banquito”, me di cuenta que tenía un bulto dentro de mi pantalón que había ido creciendo mientras le miraba las tetas a la clienta ahora ausente.
    
    “párate en el banquito” volvió decir la costurera.
    
    Le entregue la tela que hasta ahora tenía apretada en mis manos y me subí al banquito con la esperanza que mi bulto no fuera descubierto.
    
    “Que tela más linda” dijo Carmen, “te voy a hacer un pantalón bien apretado para que vuelvas loca a tu novia” decía mientras se ponía la cinta en el cuello, la libreta en la mano y el lápiz en la boca.
    
    A mí me temblaban las piernas, no sabía si para las medidas necesitaba quitarme los pantalones como tuvo que hacer la peluquera ...
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