1. Carmen la costurera


    Fecha: 17/05/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: marinin, Fuente: CuentoRelatos

    ... hacia atrás y dejo que saliera, volví a mirar, ahora estaba aún más grande cubierta completamente por la saliva de la generosa costurera.
    
    Sus ojos se encontraron con los míos, se sonrió levemente y beso la cabeza y pasó la lengua por toda la superficie, la pasó a todo lo largo, y luego lo repitió con los ojos cerrados, antes de volver a hacer desaparecer la pinga en su boca una vez más.
    
    Yo sabía que en algún momento me tenía que venirme, sabía que el final de aquel evento era sentir salir de mi la leche como un disparo de balas. Al principio pensé que lo estaba evitando para alargar mi experiencia, luego ya quería venirme, pero no podía, miraba a Carmen, buscaba sus ojos para ayudarme a encontrar ese final de fuegos artificiales. Me di cuenta de que Carmen estaba en un éxtasi, que lo hacía por el placer que recibía, no por el placer que daba.
    
    Se levanto despacio, me dio un beso húmedo en la boca, pude probar el sabor de mi propio pene y me gusto. “que rico estas pepillo”, “no quieres terminar en mi boca?” “ven conmigo a la cama, voy a hacer que ...
    ... te vengas dentro de mí”.
    
    Me llevo de la mano a su cama. Me dijo que me acostara bocarriba, me quito los pantalones y las bragas de ceda, se deshizo de sus bragas sin quitarse el ligero vestido se sentó encima de mí, sentí como le entraba, sentí que su vagina me apretaba, su bollo era más rico que su boca, sentía contracciones que apretaban y soltaban mi pene, su cuerpo se comenzó a balancear encima de mí, primero con ritmo más leve y luego mas rápido. “dámela toda, termina dentro de mi” me dijo mientras sentí su vagina apretarme y no soltar.
    
    De pronto sentí una manada en mi cara que parecía que se había apagado la luz, “vente maricón, termina ya dentro de mi te dije”. PUM, sentí otra manada en mi rostro. Cuando regrese a la realidad me sorprendí de notar lo mucho que me gustaba que me pegara, nunca me había imaginado algo así, nunca fue parte de ninguna de mis fantasías, pero sin duda me gustaba.
    
    “Perdón, perdón” fue lo único que se me ocurrió decir, antes de llenarla de un chorro incontenible de leche espesa. “aquí tienes. ¿Satisfecha?” Dije. 
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