Carmen la costurera
Fecha: 17/05/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: marinin, Fuente: CuentoRelatos
... con su vestido. Las manos me sudaban, mi mirada estaba clavada en un cuadro del corazón de Jesús que estaba mal clavado en la pared.
“tengo que rezar” pensé. “sí rezo se me baja”, nadie puede tener una erección tan grande cuando está rezando” trataba de convencerme sin éxito.
Sentí sus manos cuando ponía la cinta alrededor del torso, eso no ayudaba con mi problema, sentí sus manos cuando ponía la cinta alrededor de mis nalgas, sentí sus manos cuando puso la cinta en mi costado para medir el largo del pantalón; Carmen puso la cinta en su cuello, se quitó el lápiz de la boca y escribió los números en su libreta. Respire profundamente, sentí alivio de no ser descubierto, mire al cuadro y dije “gracias dios mío”.
Me baje del banquito de un brinco y estaba dispuesto a salir por la puerta con la misma velocidad que con la que había entrado.
“donde vas muchacho, no hemos terminado, falta lo más importante que es el tiro”.
“el tiro? Que tiro” dije yo haciéndome el inocente.
“El tiro, el largo del pantalón en el interior de la pierna” dijo Carmen con una sonrisa maliciosa, “es lo más importante”
Me subí al banquito y mire al cuadro de Jesús, esta vez note que tenía una sonrisa sarcástica. “me jodiste” pensé.
Cuando la mano con la cinta me toco entre las piernas, y los dedos de Carmen se encontraron con algo duro que ella no esperaba, quito la mano de pronto, como si hubiera tocado los pies de un muerto. “ya me descubrió” pensé yo, sin quitar los ojos del ...
... cuadro” sentía las piernas totalmente engarrotadas.
La costurera se levantó de la silla en la que estaba sentada frente a mí, con pasos lentos fue a la puerta, la cerro con pestillo y dijo. “esta es la medida más importante, tenemos que estar seguro que está bien, a veces hay que tomarla dos veces”.
Esta vez sentí la mano, pero no la cinta, la mano buscaba despacio el objeto duro que había causado alarma hace menos de un minuto. La mano se movió por encima de mi pantalón, con destreza y suavidad, se concentró en el bulto y lo exploro.
A mí me dolía, tenía el pene parado dentro de aquel pantalón estrecho que había necesitado talco para ponérmelo. La mano seguía explorando y acariciando. Por fin sentí que el botón se desabotonaba, y que el zíper se abría, la pinga salió con furia del pantalón. Sentí un alivio grande, miré para abajo, como mirando un objeto que no me pertenecía. A mí mismo me sorprendió lo grande que era. Cuando yo jugaba con ella mientras me bañaba, nunca había logrado que se pusiera tan grande.
“que rica” fue lo único que dijo Carmen antes de metérsela en la boca, vi cómo le entraba entre los labios, sentí la humedad de su boca, mi cuerpo entero estaba engarrotado, la sensación de placer fue más grande de lo que pudiera a verme imaginado.
Quería tocarla, al menos tocar su cabeza, acariciar su pelo, darle alguna señal de “agradecimiento” por tanto placer, pero no me atrevía.
Carmen mantuvo su boca ocupada por un buen rato, luego movió su cabeza ...