1. La puta que me amó (Tercera parte)


    Fecha: 22/05/2025, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... corriendo. – Tenía los dos agujeros a mi disposición, pero por lo que hasta el momento habíamos vivido, me fui por el agujero de la lógica y le inserté todo mi falo a su conchita. Su piel estaba toda erizada y me pedía que se la pompeara, pues su orgasmo parecía que nunca iba a terminar. Excitado no solo por tener ese precioso culo frente a mí, esa carita tan linda de esta mujer, pero también por sus gemido y jadeos de altos decibeles que, cinco minutos después de su corrida, en una embestida que nunca paré hasta tocar el cielo, me he corrido y le he rebalsado su conchita de mi esperma.
    
    Estábamos cansados, pero también relajados de tan rico y potente orgasmo. Mi esperma, sus jugos vaginales se confundieron con el jabón y las burbujas y nos quedamos sentados en la tina, Karina entre mis piernas. Mientras hacíamos plática del momento que vivíamos, yo masajeaba sus dos hermosas tetas y había veces que le apretaba los pezones a esta linda mujer.
    
    -¿Te fuiste rico? -me preguntaba.
    
    -¡Me hiciste acabar delicioso! -le dije.
    
    -¡Nadie me había hecho acabar así!
    
    -¿Cómo? -le pregunté.
    
    -Tú sabes cómo… ¡chupándome el trasero!
    
    -¿Te gustó?
    
    -¡Qué! ¡Me hiciste ver el cielo!
    
    -Karina… no usamos protección.
    
    -Es que quiero salir embarazada de ti. -me dijo riendo. Y agregó. – No te preocupes Tony, yo me cuido, estoy en control… los condones son protección para otras cosas. -dijo.
    
    En aquella plática ella descubría de mí que tenía 31 años, que tenía un hijo y supo el ...
    ... nombre de mi hijo. De mi parte hubiese querido preguntarle el por qué… el porqué de esta vida de sexoservidora por no llamarla puta. Era una chica bellísima, con una educación que se notaba en su vocabulario, en la manera que se manejaba e incluso de la manera que vestía. En ese momento no podría preguntárselo y no sabía si algún día se lo preguntaría.
    
    Continuamos la faena yéndonos para la cama. En esa ocasión seguía embriagado con el sabor y el aroma de su conchita. Después de acariciar sus pechos he bajado por el monte Venus, besando sus encajes, mordiendo sus pequeños labios y eventualmente sacudir con mi lengua su dulce clítoris. Era pequeño y escondido en su pequeña vulva y mientras con mis dedos le apretaba sus pezones, mi lengua recorría de arriba abajo y luego a la inversa de ese canal delicioso de su conchita. Le gustaba que intentara penetrar mi lengua en la parte baja de su vagina. Siempre le sacudía su clítoris con mi lengua y luego me iba a saborear sus jugos cuando se deslizaban por esa parte baja donde también intentaba penetrarla. De esa manera se volvía a correr intensamente. Le tenía que soltar las tetas, pues no podía resistir el toque de mi piel alrededor de sus tetas. Es como supe que esta chica se corría, pues siempre me alejaba mis manos o mi boca de sus tetas cuando tenía un orgasmo y cuando no lo lograba porque de alguna manera me ganaba el deseo de seguirlas mamando, ella me decía que era una cosquilla insoportable.
    
    Esa noche descubría que a ...
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