Mara le cuenta a Pablo (1)
Fecha: 23/05/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Demian1558, Fuente: CuentoRelatos
... el lavatorio así que mi pelvis se acercó más hacia ella, haciendo que el dedo se hunda en mis labios, y mi muslo se metió entre las piernas de ella, que no tardó en apretarse contra mí refregándome la concha.
S: Ay, déjame que te meta un dedo, me tenés tan caliente!
M: No! Esperá que no quiero que se me moje la bombacha todavía: me costó separarla, estaba prendida a mí como una sanguijuela: dale probate el tuyo que también tengo ganas de verte.
Susana es bajita, pero tiene un cuerpo proporcionado, lo que más me gusta es su culo, es macizo, es verdad lo que le decía el otro día de que me gustaría apoyárselo, más, quisiera bombeárselo hasta hacerla acabar, no se lo dije en ese momento porque no iba a poder sacármela de encima, me dediqué a admirárselo mientras se cambiaba, y de tanto en tanto me lo refregaba en uno de los muslos tentándome a que la apoye, y casi lo logra.
Cuando se puso el baby-doll me tomó de la mano me dio un piquito y me dijo:
S: Vamos que tu hermanito deba estar ansioso.
Cuando entramos al dormitorio Gustavo estaba acostado en la cama en un costado, tenía puesto solamente un bóxer que le marcaba terriblemente el bulto, que indudablemente se había estado tocando, porque el calzoncillo estaba atravesado por una barra de carne importante, tal que me era imposible quitarle la vista de encima. Él se dio cuenta porque se la agarró como diciéndome: Mirá lo que te vas a tragar hermanita! Y bien que lo hubiera hecho ya en ese momento.
Susana me ...
... guio para que me acostara al lado de su marido y ella lo hizo a mi lado, yo quedé como el jamón del sándwich que ellos habían preparado.
S: Mirá Gustavo el regalito que te traje!
Le dijo mientras ambos giraban hacia mí poniéndose de costado, ahora en mi muslo izquierdo sentía apoyada la concha de Susana y en el derecho el roce de la tremenda pija de mi hermano bajo el calzoncillo, del lado de mi cuñada, que ya había montado una pierna sobre la mía, sentía la humedad de su bombacha y del lado de mi hermano la tibieza de su poronga dura que se frotaba cada vez más fuerte contra mí. Imaginate Pablo como me empezó a chorrear la concha, hasta ahora había podido a las insinuaciones de mi cuñada, pero ahora era yo quien quería comenzar a manosearlos. Como si me hubiera leído el pensamiento Susana agarró mi mano y la llevó hasta la pija de mi hermano que pegó un salto dentro del calzoncillo:
S: Sabés Gustavo que a tu hermanita lo que más le calienta es darle forma a los bultos, y al tuyo hace tiempo que le tiene ganas: Apoyó la palma de su mano sobre la mía apretando y soltando el bulto, de esa manera mi mano cuanto más se lo amasaba, más sentía como le crecía la poronga, el solo hecho de estar haciendo aquello que tanto había deseado, y de alguna manera guiada por mi cuñada, me ponía a mil, y ver a mi hermano con esa mirada de deseo tan esperada, la boca entreabierta y en cada apretón de nuestras manos largaba una exhalación cada vez más agitada. Susana seguía adivinándome ...