1. La vecinita (H32, M19)


    Fecha: 27/05/2025, Categorías: Confesiones Autor: manum, Fuente: RelatosEróticos

    Es un sábado por la noche, yo bajo a la entrada del edificio y veo una moto estacionada junto a un árbol. Al lado hay un chico dándole un tremendo faje a una chica. Le está sobando el coñito con los dedos sobre la tela del jean. Ella está despeinada y tiene los ojos cerrados. Me acerco hasta quedar muy cerca de ellos, ando bien idiota, he estado fumando toda la tarde. Descubro que es la vecinita de mi edificio. La parejita se espanta al verme:
    
    —Ay —le digo—, tú no eres el de Uber eats.
    
    Me aparto hacia el lado opuesto para esperar al repartidor. La vecinita entra al edificio apenada y con la cabeza agachada.
    
    La vecinita tiene 19 años, estudia la universidad, es blanca, bonita, muy delgada y fresita. Vive con su hermano y con su mamá. Los he visto algunas veces en el vestíbulo o en el elevador. La mamá parece un poco loca, siempre la regaña y le grita en público por cualquier cosa. El chico de la moto, debe tener unos 23 años, llega a visitarla por las noches. Nunca entra. Se dan sus fajes junto al árbol del edificio. Uno no pensaría que es su novio, son muy distintos. Él no es atractivo, es moreno, chaparro y está un poco gordo, por sus ropas gastadas, se ve que es muy humilde. La relación debe ser alguna clase de rebeldía contra la histérica de su mamá.
    
    Nunca mencionamos el incidente. La veo algunas veces en la piscina y en el elevador. Nuestras conversaciones se limitan a un saludo y a una respuesta de ella que siempre es fría y cortante. De hecho, nunca nos ...
    ... vemos a la cara, siempre nos paramos viendo a las puertas mientras esperamos que suba a nuestros pisos.
    
    En nuestro siguiente encuentro, un domingo por la mañana, yo estoy muy crudo, tirado en un sillón en el área de lavado esperando que la secadora termine mi carga. Veo a la vecinita entrar con un cesto de ropa sucia. Ella se sorprende. Me da un saludo corto y pone el cesto sobre su lavadora, al buscar la botella de jabón, el cesto se voltea y se riega su ropa en el suelo. Lo que más me llama la atención son unas braguitas negras de encaje que tienen una manchita blanca y seca en la parte de la entrepierna. Las veo con lujuria. Ella se da cuenta, recoge su ropa a prisa y se marcha.
    
    En otra ocasión, la veo con su mamá en el elevador, ella la está regañando porque su cuarto es un chiquero, no le importa que yo esté ahí. La vecinita luce verdaderamente avergonzada de que yo sea testigo de la escena.
    
    Por las mañanas, empiezo a salir a la misma hora que ella espera su Uber para ir a la universidad y, por las noches, “casualmente” salgo a la calle cuando su novio llega a visitarla.
    
    No sé qué estoy haciendo, me siento atraído a ella, sin embargo, no me atrevo a acercarme a ella, es muy joven y me hace sentir como un viejo pervertido. Ni siquiera estoy seguro de que ella sienta algún tipo de atracción hacia a mí hasta que una tarde, en la que me visita mi novia, nos encontramos en elevador. Cuando la vecinita baja en su piso, mi novia me dice:
    
    —Esa niña está enculadísima ...
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