La vecinita (H32, M19)
Fecha: 27/05/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: manum, Fuente: RelatosEróticos
... contigo.
Yo finjo demencia.
—¿No te diste cuenta? Me barrió de los pies a la cabeza, con odio, como si me quisiera matar.
Yo disimulo no darle importancia a la situación:
—Claro, quién no se va a enamorar de semejante semental como yo.
El siguiente encuentro sucede algunas semanas después, una mañana, me subo al elevador y enseguida entra la vecinita con dos de sus amigas de la universidad.
—Buenos días —les digo.
La vecinita contesta a secas, sin mirarme. Escucho las risitas de sus amigas. En el espejo del elevador alcanzo a ver que una de ellas le da un codazo a la vecinita. Ella está roja y con la cabeza agachada. Yo sonrío. Cuando se bajan, sus dos amigas se despiden de mí. La vecinita sale apresurada. Al cerrarse la puerta, escucho las carcajadas de sus amigas.
Después, la encuentro saliendo de un súper que está cerca de la casa. La vecinita lleva una bolsa verde del mandado, su mochila y una maleta del gym. Los dos fingimos que no nos vemos, yo voy detrás de ellas, a unos dos metros. Caminamos sin reconocer nuestras existencias hasta llegar al edificio. Me siento como un acosador. Entremos al elevador. Ella se ve nerviosa. Al bajar en su piso, me doy cuenta de que ella dejó una bolsa verde del mandado. Me la llevo conmigo y me hago ideas: tal vez la olvidó a propósito. Unos minutos después tocan el timbre de mi casa. Siento que me va a dar un infarto.
—Disculpa, ¿no viste mi bolsa del gym en el elevador? —me pregunta la vecinita.
Me doy ...
... cuenta que se soltó el cabello, se puso un poco de labial de brillos y, lo más importante, se quitó la playera negra de mangas cortas y se puso una blusa roja de tirantes, sin bra. Sus pechos y sus pezoncitos se le marcan, están paraditos.
—Sí —le contesto—, te la iba a llevar pero no sé dónde vives.
—Gracias —sonríe.
Se la entrego.
Los dos nos quedamos parados sin decir palabra y sin saber qué hacer. Ella tiene las mejillas enrojecidas, los ojos muy abiertos y grandes, tiembla un poco y respira por la boca. Yo le acerco mi mano, muy despacio, a la altura de su vientre. Nos miramos, los dos sabemos lo que está a punto de suceder. Empiezo a meterle la mano en sus jeans, mis dedos apartan sus panties, siento sus pelitos y su carne tibia, luego empiezo a acariciar sus labios. Empiezo a penetrarla con la punta del dedo gordo. La vecinita cierra los ojos y traga saliva. Suelta la maleta y con sus manitas me agarra de la muñeca, me aprieta, no para detenerme sino para sostenerse, sus piernitas delgadas le tiemblan. Nos acercamos, nuestros labios casi se tocan. Me detengo y cierro la puerta del departamento. Nos besamos, descubro que no tiene mucha experiencia, lo hace a prisa y con mordidas, nuestros dientes chocan.
La tomo de la mano y la llevo a mi habitación. La abrazo, ahora soy yo el que se la está fajando. Ella me saca la polla del pantalón y me masturba. Yo la desnudo, se queda sólo con sus calcetas pequeñas y con sus tenis. La acuesto en la cama y la contemplo, ...