El permiso de conducir (1): El primer examen
Fecha: 27/05/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
Había cumplido los dieciocho años y quería sacarme el permiso de conducir a toda costa. Ya había dado diez clases, y según mi profesor eran pocas y no estaba preparada para el examen. No obstante, yo le insistí pues ardía en deseos de tener un coche propio para ese verano.
—No sé Candela, pero no te veo preparada todavía!
—Que sí, Sergio! Estoy segura de que lo supero!
—Si suspendes vas a tener que esperar tres meses para volverte a presentar!
—Pero no puedo esperar más! Se acercan las vacaciones y necesito el permiso ya!
—Tú misma, pero no creo que lo superes!
Mi amiga Gloria, un año mayor que yo, ya lo tenía y me había comentado que se puso ropa provocativa para el examen y le tocó un tío que se pasó todo el examen mirándola las tetas y no tuvo problemas para aprobar.
Yo había decidido hacer lo mismo, me pondría la ropa mas sexi que tuviera y arreando, seguro que lo lograba. El único problema es que me examinara una tía, entonces iría jodida.
Finalmente, Sergio, mi profe, aceptó presentarme al examen y me fui a casa súper contenta.
Llego el día del acontecimiento y me levanté nerviosa. Después de darme una ducha me puse a buscar ropa en el armario. Al final me decidí por una falda ultra corta que cuando me sentaba prácticamente se me veían las bragas, y en la parte de arriba una camisa ajustada semitransparente que dejaba entrever mis grandes tetas con dos botones sin abrochar para dejar un buen escote. Pensé que los tres botones que me había ...
... abrochado podrían estallar en cualquier momento. Por supuesto sin sujetador, vamos, que los pezones se me marcaban como setas.
Llegué a la autoescuela y ya estaba Sergio esperando. Se quedó mirándome y sonrió con sorna.
—Veo que vienes dispuesta a todo!
—Supongo que algo ayudará! Sonreí haciendo un gesto insinuante sujetándome un lado de la falda.
Sergio era un tío de cuarenta años y parecía haber lidiado en muchas batallas, creo que había pocas cosas que le podían sorprender. El tío estaba bastante bien, pero nunca se me había insinuado, siempre había sido muy correcto en el trato.
—Espero que no te toque una tía de examinadora!
—No se puede elegir? Le pregunté con cierta picardía
—Anda, sube al coche y empieza a rezar!
Me dijo finalmente con la misma sonrisa burlona.
Durante el trayecto a la zona de exámenes fuimos hablando, pero noté unas cuantas miradas a mis piernas. Tengo que decir que estoy bastante bien, y cuando me pongo ropa como la que llevaba ese día los tíos se solían girar para mirarme.
Sergio no iba a ser menos, pero me sorprendió su comentario.
—Sabes que se te ven las bragas!
—Bueno, esa era la intención! Le contesté con desparpajo.
Volvió su cabeza al frente con la misma sonrisa cínica que parecía llevar siempre dibujada en los labios y siguió conduciendo hasta llegar a la zona de exámenes. Había varios coches delante, pero iba rápido. Cuando nos tocó el turno, Sergio se bajó del coche y yo me coloqué en el asiento del ...