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El permiso de conducir (1): El primer examen
Fecha: 27/05/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
... conductor. Al momento apareció un tío de unos cincuenta años y se subió al asiento del acompañante. Lo primero que hizo fue mirar mis piernas. “Buena señal!” Pensé sonriendo por dentro. Mi segundo pensamiento fue algo más negativo. “Joder, que feo es el cabrón!”. El tío era delgado y vestía con traje y corbata, algo que parecía ser habitual en los examinadores. —Buenos días señorita… Casares! Me dijo con seriedad mirando los papeles para ver mi apellido. —Puede usted comenzar! Arranqué el coche y a los cinco minutos ya había cometido un par de infracciones y había estado a punto de atropellar a una señora en un paso de peatones. Por el rabillo del ojo le veía mirándome de reojo a mi regazo para ver las bragas rojas que se veían asomar entre mis muslos. —Tendrá que hacerlo mejor si quiere aprobar! Dijo con suma seriedad, pero mirándome descaradamente las tetas. Decidí emplear mi plan estrella dado que si seguía así no iba a probar ni de coña. —Es que estoy un poco nerviosa y hay mucho tráfico por aquí! ¿Podríamos ir a un sitio más tranquilo? Le dije con cara de niña buena tocándome entre las tetas de una manera insinuante. Creo que vi un atisbo de sonrisa perversa en su cara cuando me dijo. —De acuerdo! Gire a la derecha y a dos kilómetros otra vez a la derecha. Es un polígono poco concurrido! —Muchas gracias! Sonreí ampliamente tocando levemente su pierna a modo de agradecimiento. Hice lo que me dijo y vi al llegar que no se veía a nadie ...
... por la calle y apenas había cuatro o cinco coches aparcados a gran distancia. Me pareció un sitio perfecto para mis planes. —Podemos parar un momento? Necesito relajarme antes de continuar! Dije mirando descaradamente a su entrepierna que ya la tenía algo abultada. —Claro que sí, señorita! Haga lo que usted crea conveniente para mejorar el examen! Contestó el muy cabrón tocándose el bulto del pantalón. La seriedad de su cara comenzaba a desdibujarse para convertirse en una mueca parecida a una sonrisa. Aparqué detrás de una nave que parecía estar cerrada y abrí mis piernas ostensiblemente dejando ver mi tanga rojo al completo. Pensé que sería un buen estímulo para comenzar. Él ya me miraba con descaro sin dejar de tocarse el pantalón. —Muchas gracias! Le dije tocándole descaradamente la pierna a la vez que, haciendo un esfuerzo, le miraba a la cara intentando mostrar algo de lascivia en la mía. —Tómese el tiempo que necesite! No hay ninguna prisa! La frase, aunque muy educada, lo dejaba muy claro, el tío estaba deseando que siguiera. Llegados a ese punto no quería venirme abajo y pensé que lo mejor sería ir directa al grano. —Sabe una cosa? Tengo trucos que me relajan bastante! Le dije llegando con mi mano hasta su regazo. —No tengo inconveniente en que los emplee! Contestó apartando su mano para dejar paso a la mía. Toqué el prominente bulto que crecía bajo su pantalón y sin dudarlo baje la cremallera metiendo la mano dentro. Envolví con mis ...