1. Una noche con Mar (3 de 3)


    Fecha: 27/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    Estábamos, en la segunda parte del relato, en que Mar se vino mientras el cornudo le hablaba por teléfono y yo me la estaba cogiendo. Después, sacó del refrigerador el segundo vasito con lefa, lo llevó a la recámara y regresó conmigo a la sala.
    
    Al terminar de lavar los trastes, me preguntó “¿Jugamos ajedrez?”. Ya sabía yo que ella aprendió en el Cbetis y que después de allí sólo jugó con Bernabé y con su hijo mayor, a quien ella le enseñó desde que él era niño. Asentí y trajo a la sala el tablero. Jugamos a la suerte los colores y acomodamos las piezas en la mesa de centro.
    
    Me senté en la alfombra del lado que me correspondía. Seguramente yo sé menos que tú, así que te pondré un grado de dificultad: giró 180º el tablero y se inclinó para que le chupara la raja y el ano. La vagina aún estaba mojada del flujo de su venida y se notaba en sus verijas las chorreaduras de éste. “Límpiame las piernas, la raja y el culo”, me pidió con una voz de puta.
    
    Conforme saboreaba su sexo se me fue endureciendo el falo y se sentó de golpe en mí. “Ya tiré P4R”, dijo y entendí lo del grado de dificultad: mala visibilidad, reconocer el avance de las piezas en sentido contrario y, por si fuera poco, después de hacer ella una tirada, se mecía en círculos sobre mi pene apachurrándome los huevos. La tranca no se me bajaba y hubiera sido más fácil jugar con los ojos vendados si ella me decía el movimiento que hacía.
    
    –Sospecho que así juegas con Bernabé –aseguré, disfrutando de su ...
    ... movimiento.
    
    –Sí, ¿no te gusta?
    
    Resumiendo, quedamos tablas y con muchas ganas de cambiar el juego. Como pude, con muchos trabajos y sin sacarle la verga, me la llevé cargada a la cama. Ahí, ella me puso bocarriba, me chupó los huevos depilados, como ella los quería, mientras jugaba con mi falo. Después me montó.
    
    –Antes de cabalgar para bajar el desayuno, vamos a probar la segunda muestra de leche –dijo, tomando el segundo vaso con semen y lo vació en su boca.
    
    Me gustó la manera pícara en la que me miró antes de besarme. ¡Ese beso! jugó con su lengua en mis encías y en el interior de mis mejillas. Sacó la lengua para tomar el resto de semen que había quedado. “Saca la lengua, te va a gustar”, dijo, y yo obedecí lamiendo el interior del condón. Volvimos a besarnos y, al terminar la prueba del sabor, ella se acomodó y comenzó a masajear mis testículos con sus nalgas. Aguanté para no venirme antes de escuchar los gemidos y gritos “¡Qué rica verga, papasito, sígueme cogiendo!” Entonces descargué lo que había acumulado por tanta calentura en esas horas y al volcar mi simiente en ella le grité “¡Eres una puta hermosa, Mar!”. Fue un chorro grandioso en esa pepa que ya me estaba llenando los huevos con tanto flujo que se desbordó en los saltos que dio sobre mi pubis. Quedó yerta sobre mí, expeliendo las rápidas respiraciones de su aliento en mi cara, y recibiendo el aire de mis jadeos. Quedé a punto de perder el sentido cuando sentí que las contracciones de su vagina me exprimían. ...
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