1. Una noche con Mar (3 de 3)


    Fecha: 27/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    ... mesa. Ella llevó los cubiertos. ¡La crema era una delicia!, y yo me sentí halagado de que la hubiese hecho para mí. Ella terminó pronto y se levantó de inmediato, advirtiéndome que la esperara allí. En la cocina se veían sus nalgas y las piernas parecían escurrir de ellas y se alcanzaba a escuchar el freír de las chuletas que en menos de dos minutos estuvieron listas pues estaban delgadas y con rica grasa en un costado.
    
    Al sentarse levantó una pierna y la puso sobre las mías, “Vi que las mirabas desde los pies hasta las nalgas, con la bocota abierta”. “Sí”, dije soltando el tenedor después de meterme el bocado de carne, para acariciarla. “Las dos carnes están riquísimas, ¿qué le pones?”
    
    –A la que estás masticando, solamente pimienta negra y sal. A la que tienes en la mano, mucho ejercicio diario y crema de mi marido una vez a la semana, que luego me la limpia Bernabé con la lengua…
    
    Terminamos la carne y se levantó para ir a la cocina llevando los trastos al fregadero, volviéndome a decir que la esperara. El movimiento de sus carnes al moverse con rapidez para prender la cafetera y extraer el postre del refrigerador, me tenían, otra vez, con la boca abierta. Regresó con un par de platos con el postre.
    
    –Es pera en almíbar que les hice el domingo, también pensé en ti –señaló, volviendo a subir sus piernas acariciando mi crecidísimo pene con su pie–. Me agrada que te embobes al verme encuerada, eres como todos.
    
    –¿Quiénes más te han visto así? –pregunté ...
    ... asombrado.
    
    –En vivo, sólo ustedes tres; en fotos, no tengo idea, pero son varios cientos. Algunos me envían sus fotos mostrándome una erección que, dicen, la causaron mis fotos. Otros más me mandan unas video corridas abundantes donde están diciendo guarradas de mí, mientras escupen la leche. ¡Son divinos! Tú también te has masturbado con mis fotos, me has contado.
    
    Platicamos más de sus contactos por correo electrónico y le confesé que yo también quería tomarle unas fotos y video. “Me lo hubieras pedido desde antes, ya dejaste pasar mucha acción”, dijo. Ella se levantó por el café y yo por mi teléfono, que ya se había cargado. La fotografié como quise, una de ellas con el vapor del café que salía de su tasa y se metía en la pepa. Otras más, de espaldas, cuando caminaba hacia la cocina llevando los trastos. Después vinieron otras posando en la cama; sus manos en mi sexo haciéndome una paja: la cara de ángel que pone al mamar la verga; el ojete cuando se abrió las nalgas: mi verga en su mano cuando la dirigía hacia su pucha. Ella tomó una de mi rostro lleno de su flujo, después de haberse pajeado en mi boca y mi nariz cuando yo estaba acostado, “Ésa me la envías por correo… y las demás también, ya escogeré cuales les enseño a mis admiradores”. En fin, cada vez que me acordaba de accionar la cámara, lo hacía; pues con las cogidas y los mimos, me olvidaba de tomar las fotos o videos.
    
    A las nueve de la noche me levantó de la cama y me dijo “Ven a bañarte y encúlame allí”. Le cumplí ...