1. La confesión es puro jarabe de pico


    Fecha: 01/06/2025, Categorías: Masturbación Autor: Mar1803, Fuente: CuentoRelatos

    En mi relato “Confesión del día de ayer” ya les había contado del padre Chema y la diablura que pensaba hacerle a la siguiente semana que me citó a confesión. Pasaron más de tres meses para que yo volviera con él, y para entonces ya había juntado una buena carga de pecados, así que la broma (decirle que había subido unas fotos a Internet) quedaba pálida, pues lo que le confesé fue más fuerte. Aclaro que el padre tiene varios años en esa iglesia y nos conoce a casi todos los fieles que somos asiduos al templo. Él no pasa de sesenta años de edad y tiene el pelo canoso. Se ve pulcro, es delgado y tiene un gesto adusto.
    
    –Ave María Purísima –me dijo a través de la rejilla lateral.
    
    –Sin pecado concebido –contesté y de inmediato continué–. Soy Mar, padre, no me fue posible regresar cuando me lo pidió, por cuestiones de la pandemia, pero ahora, con todas las precauciones y las vacunas, aquí estoy, tratando de volver a la normalidad.
    
    –Lo bueno es que ya estás aquí y deseo que la pandemia te haya hecho recapacitar y no hayas enviado más fotos o videos al hombre que lleva tu alma hacia el infierno– me advirtió antes de preguntarme por mis pecados.
    
    –No, pero… –dije y me quedé callada pensando cómo despepitar mis pecados.
    
    –¿No qué?, ¿Cuál es el “pero”? –preguntó en tono amonestativo, adivinando que continué con mi vida “desordenada”.
    
    –Es que recibí un video y… –“¡Y qué!”, me espetó–. Que me gusto… –dije.
    
    –¿Qué tenía el video? –preguntó interesado.
    
    –Luis se estaba ...
    ... masturbando y volcando el semen sobre una foto mía –dije de corrido
    
    –Luis… ¿Así se llama tu amante?
    
    –No, Luis es un sujeto que vive en España, a quien no conozco personalmente –volví a hablar sin pausas.
    
    –¿Cómo tenía Luis una fotografía tuya? ¿Qué tipo de foto era, cómo las que le mandas a tu amante? ¿Te la pidió y tú se la mandaste? –preguntó, suponiendo que yo se la había dado.
    
    –No, él la bajó de Internet, donde mi amante y yo habíamos subido unas fotos mías de desnudos que él me tomó.
    
    –¡Dios me libre! ¡Ya te conocen desnuda en Internet! ¿Qué harás cuando tu marido las vea? –preguntó alarmado.
    
    –En las fotos no sale mi rostro, padre –contesté con seguridad.
    
    –Pero lo demás sí, seguramente, y te puede reconocer por lunares, cicatrices, joyas, ¡qué sé yo…! –expresó esto último con pesar–. ¿Qué otros pecados tienes?
    
    –Ya volví a ver a mi amante… –confesé esperando un severo regaño.
    
    –¿Volviste a tener sexo con él?
    
    –Sí, padre, ya no aguantaba más sin sus caricias de su boca en mi… vagina –iba a decir “panocha”, recordando cuando le dije a Bernabé, mi amante, que me mamara la panocha, pero encontré el nombre correcto–, ya era mucho tiempo y como mi marido no quiere...
    
    –¡Mar, más respeto para tu esposo, a quien sólo debes de amar y obedecer! – ¿Qué otros pecados tienes? –preguntó con tono de desgano.
    
    –Ninguno, más, padre –dije pensando en que ya me mandaría a cumplir los rezos de la penitencia.
    
    –Los desnudos de tus fotos, ¿cómo son? –
    
    –Estoy ...
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