La confesión es puro jarabe de pico
Fecha: 01/06/2025,
Categorías:
Masturbación
Autor: Mar1803, Fuente: CuentoRelatos
... las instrucciones que les mando a quienes me piden saber dónde están mis fotos. Como él seguía atendiendo las confesiones, me senté en una banca cercana para que me viera rezando. Cuando me hizo la seña que me acercara, le besé la mano y le di la hoja doblada, la extendió y la volvió a doblar. “Sin falta, bórralas mañana”, dijo haciendo un ademán de que me retirara.
Al mes siguiente fui a confesarme nuevamente y escuché su primer reclamo.
–¿Por qué no has cumplido con la penitencia de eliminar las fotos que subiste?
–No pude, padre. Los únicos que pueden borrarlas son los administradores. Me comuniqué por correo y me contestaron que la única forma es que las fotos hayan sido tomadas sin mi consentimiento y que aparezca mi rostro o algún otro rasgo que me identifique. ¿Ya vio que no se ve mi cara? –le pregunté.
–Mmmh, no me fijé bien, yo sólo quería ver si las habías quitado cuando te lo ordené.
–Bueno, usted no me reconoció, ¿verdad? –volví a preguntar.
–Yo no, porque no te conozco desnuda, pero sí tu marido y él puede reconocerte.
–¿Vio algún lunar o marca? –insistí.
–Sólo uno, un rectángulo de color más oscuro que el resto, en un glúteo, eso sí lo conoce tu marido.
–Pero usted no, ni nadie más… Bueno, Bernabé también –precisé–. No voy a insistir, porque sí di mi consentimiento para las fotos y algunas yo las subí. Mejor, cámbieme la penitencia, por favor –le supliqué–, además, le prometo que nunca subiré alguna con mi rostro, ni tampoco donde se ...
... vea ese lunar o algún otro, porque Bernabé se los quita retocando la imagen.
–¡Qué cínica! En primer lugar, no subirás fotos así. Además, ¿qué fotos están retocadas? –preguntó el que dijo que “no se había fijado bien” y decidí refrescarle la memoria para divertirme un rato.
–¿Recuerda algunas donde hay acercamiento de mi vulva? –pregunté con sorna.
–Mhh, sí, las hay incluso rasurada –señaló con voz nerviosa.
–Todas esas, excepto una que se le pasó a Bernabé, están retocadas, principalmente donde estoy rasurada porque tengo un lunar. A qué nos se fijó en ese detalle – lo desafié.
–¿En qué lugar está el lunar? –preguntó cayendo en la trampa.
–En el labio exterior derecho. Yo no me había fijado, pero él sí porque me recorre la vagina con la lengua y me mira detenidamente, pero mi esposo no –dije categórica– ¿Por qué no se fijó usted en eso cuando vio mis fotos?
–Porque yo sólo miré si estaban o no, ya te dije. Aunque sí me pregunté por qué razón te habías rasurado. ¿Te lo pidió tu amante o tu esposo?, y ¿para qué? –preguntó con curiosidad.
–Ninguno de los dos, lo hice para que no se me vieran los pelos cuando iba a ir al balneario.
–¿Tu marido no te dijo nada?
–No, a él le dio lo mismo: me cogía igual –señalé enojada–, pero a Bernabé sí que lo impresioné, incluso temí que se molestara, pero no hubo molestia, al contrario, me dijo “De las dos maneras te ves bonita. A mí me gusta que tengas pelos porque se antojan más para chuparte cuando están pegados ...