Prostituyendo a mi sumiso y cobrando por ello
Fecha: 01/06/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... lo de los precios. Durante estas tres semanas he puesto un anuncio en varias páginas de contacto, y tienes nada más y nada menos que 8 clientes, mi amor”
Inmediatamente tu mirada de orgullo desapareció. Me miraste sin decir nada. Yo sonreía y te dije:
“Dos cosas, puta. La primera, siempre me has dicho que harás todo lo que yo quiera en cualquier momento… así que te jodes y obedeces. La segunda, te he dicho muchas veces que no me gusta que me hagas quedar mal con amigos, amantes, Amas, Amos, sumisas o sumisos. Y lo del crucero ha sido un reto en toda regla. A mi autoridad y a mi persona. Y no te permito ni una ni la otra. ¿Lo entiendes, verdad mi amor?”
Te diste cuenta que iba en serio. Noté cómo te subía una sensación por todo el cuerpo y tu voz se hizo más ronca, para contestar.
“Sí Ama. Me equivoqué y pagaré las consecuencias. Haz conmigo lo que quieras. Siempre que quieras”.
Bajaste la mirada y me di cuenta que estabas apretando la mandíbula, pero estaba decidida a darte una lección.
Nos fuimos a la cama, y esa noche (contrario a lo que hacemos cada día) no te dejé dormir en el colchón. Señálé la pequeña jaula que teníamos en la sala de juegos y de dije:
“No pienso dormir con una puta a la que mañana se van a follar 8 desconocidos. Mete la esterilla en la jaula y avísame cuando estés dentro para cerrarte la puerta”
Contestaste con un “Sí, Ama” y con tu mandíbula apretada te dirigiste al baño y después a la jaula. Cuando estuviste dentro me avisaste. ...
... Cerré la puerta, llené el bol con algo de agua y te di las buenas noches con un:
“Más te vale descansar, cariño. Mañana no lo vas a pasar bien. Pero así es la vida”
Me costó dormir. Estaba excitada pero también algo preocupada por cómo reaccionarías al días siguiente. Sé que estás preparado, pero el correctivo sería de los que no olvidarías fácilmente. Decidí masturbarme para relajarme y caí rendida.
A la mañana siguiente, me levanté a las 10.45. Enseguida fui consciente de que tú estarías despierto desde las 7 u 8 de la mañana. No duermes mucho más ni aunque nos acostemos tarde, así que salí de la cama después de remolonear otros 10 minutos y encendí la luz del salón de juegos.
“Buenos días, cariño. ¿Qué tal has dormido? ¿Estás preparado para un sábado diferente?”
Dijiste que habías dormido poco y mal. Que te dolía la espalda y me preguntaste si querías que me preparases el desayuno, pero enseguida repliqué:
“Claro que me prepararás el desayuno, bonita… pero te he hecho una pregunta que es importante para mí. ¿Estás listo para lo que te espera?”
Mirando al suelo contestaste que sí lo estabas. Que te habías comportado como un imbécil y que aceptarías las consecuencias.
“Ja ja ja… ¡cómo si tuvieras alternativa, zorra! Venga, prepárame el desayuno, que no vamos muy sobrados de tiempo”.
Mientras me preparabas el desayuno, me senté en el sofá del salón con el portátil entre las piernas. Quería asegurar que no había habido ninguna baja de última hora, y ...