El permiso de conducir (3): El examen final
Fecha: 06/06/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
... suspendido!
-Así es, señora! Le dije intentando transmitir respeto.
Ella hizo una mueca a modo de sonrisa marcada por sus labios pintados de rojo intenso.
-Ya he visto tu expediente y creo que has tenido mala suerte con los examinadores que te han tocado!
-No lo sabe usted bien! Contesté recordando a los dos cabrones.
-También me ha dicho – dijo mirándole fugazmente – que lo quieres ya, y que estás dispuesta a cualquier cosa por obtenerlo!
Ya había reflexionado sobre ese hecho y no dudé en la respuesta.
-Lo que sea necesario!
En ese momento Sergio dio un último trago y se despidió aludiendo que había quedado con alguien. Nosotras seguimos hablando brevemente y a los pocos minutos me sugirió que podíamos ir a su casa para hablar más tranquilamente del tema. Acepté de inmediato sabiendo lo que podría pasar, pero a estas alturas ya me había preparado mentalmente para esa situación.
Subimos a su casa, que era un ático a dos manzanas del bar y nada más cerrar la puerta se acercó hasta mí. Medía algo menos que yo, pero levantó la cabeza para dejar su boca a la altura de la mía.
-Creo que sabes a qué hemos venido!
Sabía que mi tratamiento cortes, situándola por encima de mí, le había gustado y continúe con él.
-A lo que usted desee, señora! Le dije casi metiéndole las palabras entre su boca entreabierta.
Aprovechó mi provocación para besarme, un beso desgarrado lleno de un fuego intenso que desprendían sus labios. Me dejé llevar dejando que ...
... su lengua recorriera mi boca mientras me agarraba para restregar sus tetas contra las mías. Tampoco las tenía mal, aunque algo más pequeñas, en eso era difícil superarme. Cuando separó sus labios me sonrió mirándome a los ojos.
-Creo que lo pasaremos bien! Puedes ayudarme con la cremallera? Dijo dándome la espalda.
Le bajé la cremallera y ella retiró los tirantes de sus hombros dejando que el vestido escurriera por su cuerpo hasta caer al suelo. Se quedó quieta, con su cuerpo esbelto presidiendo el centro del salón. Parecía esperar algo, y entendí que quería que la acariciara. Puse mis manos en sus hombros y los acaricié despacio a la vez que rozaba mis tetas contra su espalda. Se giró y bajo la cremallera lateral de mi vestido, yo misma corrí los tirantes para que resbalara como había ocurrido con el suyo. Tiro ligeramente de mi sujetador hacia abajo haciendo que los pezones saltarán fuera de la tela que los aprisionaba. Acercó la boca y me los chupó como ningún tío lo había hecho antes. Su lengua era larga y carnosa y la enroscaba en cada uno de ellos como si fuera una serpiente. Empecé a pensar que me había perdido cosas interesantes. Sentí como sus dedos acariciaban mi cuerpo casi desnudo bajando por el vientre hasta llegar al tanga granate que me había puesto a juego con el vestido. Retiró la tela e introdujo la punta de un dedo entre mis labios genitales, lo hizo con suavidad, diría que con una delicadeza exquisita, algo que además de gustarme, me produjo una ...