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El permiso de conducir (3): El examen final
Fecha: 06/06/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
... excitación especial. Las suaves penetraciones hicieron que mi vagina mojara su dedo. Lo sacó, lo olió y lo chupó como chupas un helado de chocolate en un caluroso día de verano. La verdad es que ver cómo lo hacía me excitó de una forma incomprensible. -Huele y sabe muy bien! Me susurró con un brillo diabólico en sus ojos. Puso su mano en mi vientre y me empujó con suavidad hasta que mi culo se pegó contra la mesa alta que había en el salón. Me desabrochó el sujetador con lentitud y me lo quitó dejándome tan solo con las bragas. Sus manos se metieron entre mis muslos y los abrió con delicadeza, volvió a pasar la mano por las bragas y mirándome a los ojos susurró. -Me gusta sentirte mojada! No me dio tiempo ni a reflexionar la respuesta, en un instante ya se había agachado y su lengua lamía la humedad de la tela. -Como me gusta este sabor a sexo! Y retiro la tela para dar un gran lengüetazo a todo mi coño. Joder, que lengua tenía la muy zorra, era como una serpiente astuta y voraz. Cuando me quise dar cuenta ya me penetraba con ella como si fuera una polla que se enroscaba. Sentí la punta tintinear en mi clítoris, después lo lamió y lo sirvió cerrando sus labios. Fue una sensación que me hizo vibrar y me sujeté con las dos manos a la mesa. Abrí más las piernas dejando más espacio a su boca, aunque lo que me apetecía es apretarle la cabeza contra mi coño. No pude controlar mis jadeos que se hicieron bastante sonoros y aumentó el ritmo de sus succiones ...
... hasta provocarme un fuerte orgasmo, vamos que me corrí en su puta boca como una cerda, algo que pareció encantarla. Cuando se despegó de mi coño y se incorporó, pude ver el dibujo de la lujuria en su cara que estaba empapada de flujo y saliva. La restregó contra mis tetas a la vez que volvía a ponerme los pezones como piedras. Después me los pellizcó tirando de ellos produciéndome un leve dolor. Se fue hasta uno de los sofás que había en el salón y se sentó espatarrada mostrándome sus pequeñas bragas negras adornadas con ligeros encajes. Se quitó el sujetador a juego y sus redondas tetas afloraron con dos puntiagudos pezones en el centro de grandes aureolas, algo más oscuras que su piel. -Ponte eso! Me dijo señalando un liguero y unas medias que había sobre una de las dos mesas pequeñas que bordeaban el sofá. Me puse las medias y el liguero sintiéndome algo extraña por ser una prenda que nunca había usado. Ella me miraba paciente mientras acariciaba con sus dedos el centro de sus piernas. Volví a ponerme los zapatos de alto tacón y me acerqué hasta ella. Creo que sabía lo que quería, pero espere a que me lo pidiera. -Tienes una boca preciosa, cielo! Espero que sepas usarla! Me dijo acariciándose los pezones. Me acerqué y alargué las manos para tocar sus tetas. Nunca había tocado las tetas de otra mujer y la curiosidad aportó decisión en mi cerebro. Las presioné con suavidad sintiendo su carne semidura con el tacto de mis dedos, rocé los pezones con las yemas ...