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Fecha: 15/06/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Elvira G, Fuente: CuentoRelatos
... de una prostitución maquillada. Al tiempo el entorno y la especial situación no parecía tener relación con la sordidez de ese mundo. Sabia que tenía que pensarlo friamente. Y trató de cambiar su pensamiento hacia cuestiones más cotidianas y meditarlo al dia siguiente.
Llego a su casa, se hizo una cena ligera y, para relajarse, se sirvió una ginebra con agua tónica, cosa excepcional en ella, pero consideró que la situación lo merecía. Durante el resto de la noche se fue sintiendo cómoda y segura. Sin duda la ginebra contribuyó a esa sensación y, aunque de manera provisional, pensó que antes de rechazar la oferta le convenía conocer todas las condiciones y circunstancias para poder decidir con criterio. Una vez definida esta postura se metió en la cama y se quedó profundamente dormida.
A la tarde siguiente llamó por teléfono al señor y le comunicó que estaba dispuesta a conocer los detalles y que posteriormente decidiría.
Le visitó de nuevo. El ya la estaba esperando y retomó la última conversación. En síntesis le confirmó lo que ya había esbozado. Pasar una tarde completa haciéndole compañía. Compartir sus costumbres habituales, charlar, leer, escuchar música merendar o cenar, según conviniera y, entre estas actividades introducir unos ratos para realizar sexo. Le aclaró que sus apetencias eran relajadas y nada estridentes y, en lo que dudaba era en si necesitaría tomar algún estimulante, tipo Viagra, o no sería necesario. En todo caso la experiencia marcaría las ...
... pautas en este sentido.
Laura escuchó atentamente y, quizá despejado el factor sorpresa, le parecieron sensatas las palabras de Don Arturo, que era el nombre de su interlocutor. Contestó que algo así era lo que suponía que le iba a proponer aunque quiso matizar que si sus conversaciones se iban a basar en las aficiones de él, nunca podría estar a su altura y su participación sería muy deficiente, ya que su formación era muy básica. También en cuanto al sexo su experiencia era muy poco sofisticada aunque quizá en ese aspecto sí pudiera documentarse y actualizarse. Don Arturo matizó que sus aficiones eran muy sencillas y en ningún caso le apetecería reproducir en sus encuentros la ya lejana actividad académica. Insistió en que lo que necesitaba era olvidar la soledad monacal en la que vivía y tener las satisfacciones que la responsabilidad y las circunstancias le habían negado. Dando por entendido la situación global entró de lleno en la cuestión económica. Él había pensado en recibirla una tarde a la semana, de cuatro a nueve, a razón de cien euros por hora, quedando abierta la posibilidad de negociar cualquier otra cuantía. Laura tuvo que hacer un esfuerzo por disimular el impacto que le causó la cifra. Suponia ganar en cuatro tardes el doble de lo que obtenía durante todas las mañanas del mes. Incluso el esfuerzo no era comparable al que suponia mantener relucientes las viviendas de sus clientes. El factor sexo era la clave que rompía la comparativa.
Contestó que por ...