1. Diana y la tentación


    Fecha: 18/06/2025, Categorías: Infidelidad Autor: clitoris power, Fuente: CuentoRelatos

    ... hizo sentir segura por primera vez frente a su vecino y le dijo medio sonriendo; – ¡serás descarado! Le dio la espalda y siguió tendiendo deseando que su vecino se acercara por detrás y empezaran a follar ahí mismo, pero solo le quedaban bragas y calcetines por tender y su vecino seguía sin empotrarla.
    
    “tendré que tomar yo la iniciativa, al fin y al cabo soy la mayor, yo también puedo ser muy descarada”
    
    – Miguel ¿tienes novia?
    
    – No, la verdad es que no me interesan las chicas de mi edad… Me gusta un poco mayores que yo. Así como tú, maduritas y sexis.
    
    – ¿En serio? Es un poco raro en chicos de tu edad.
    
    – Los chicos de mi edad suelen ser imbéciles.
    
    – Amén hermano, aunque los de mi edad tampoco son para tirar cohetes…
    
    – Tienes razón, he visto a tu marido, está mas pendiente del móvil que de lo que pasa a su alrededor.
    
    Y esto último lo dijo acercándose lenta, pero con paso decidido hacia Diana, apartó el cesto de ropa con el pie, situándose frente a ella, le cogió con delicadeza las manos y se las levantó formando un arco alrededor de su cuerpo, sus ojos se deseaban, sus bocas se devoraban mucho antes de tocarse y las manos de él empezaron a descender por los brazos de ella en una caricia lenta y cálida por la piel interna de los brazos, la más sensible. Diana sintió como los pezones se le endurecían y un escalofrío recorrió su cuerpo. Se quitó la camiseta antes de que la desgarraran sus duros pezones y la tiró al suelo, se quedaron desnudos de cintura ...
    ... para arriba y él le miró las tetas con devoción, pero no las tocó, se limitó a morderse el labio inferior como si tuviese prohibido tocar. En cambio le cogió las manos a ella y se acarició los pectorales con ellas, luego los abdominales, las caderas y el culo, ella disfrutó haciendo turismo por su cuerpo, pero no entendía por qué él parecía reprimir sus impulsos de tocarla a ella.
    
    – ¿quieres venir a mi casa? La terraza está bien pero parece un poco incómoda para todo lo que me gustaría hacerte…
    
    – Sí, quiero. – dijo ella como si lo que le acabase de pedir fuera matrimonio en vez de echar un polvo.
    
    Y bajaron hasta el tercero.
    
    – Antes de empezar me gustaría pedirte una cosa. Por favor, no te esfuerces en darme placer, por ahora solo me interesa tu placer. Es una especie de reto queme auto impuse hace un par de años, hasta que una mujer no tenga por lo menos cinco orgasmos provocados por mí yo no puedo tener ni uno solo. Ya te lo contaré…
    
    Y se calló porque empezó a ocupar su boca en otros menesteres, como por ejemplo besarle el cuello y mordisquearle los lóbulos de las orejas.
    
    Era la cosa más rara que le había dicho jamás un hombre, pero no se molestó mucho en averiguar qué le había llevado a imponerse semejante desafío y se limitó a disfrutar de una lengua recorriendo su cuerpo “joder, que suerte tengo”
    
    Fue la experiencia sexual más satisfactoria de su vida, ella solo tenía que dejarse amar y gozar. El parecía intentar averiguar mediante el método ensayo y ...