1. Extremo Oriente


    Fecha: 23/06/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    Es europea o americana, con dinero, una joven heredera. Lesbiana pero eso aún no lo tiene muy claro todavía, solo se da cuenta de que no le gustan mucho los hombres. Therese.
    
    Seducida por el erotismo del oriente colonial, el exotismo de las bellas mujeres de ojos almendrados y suave piel tostada, ligeras de ropa en el cálido clima de Bangkok.
    
    Al bajar del buque de vapor perdida entre el gentío del puerto, las mercancías descargadas de los mercantes o esperando para embarcar se fijaba en la hermosura de las mujeres. Distraída por el espectáculo no tenía prisa, caminaba despacio.
    
    Encontró un extraño vehiculo mezcla de bicicleta y calesa, un rickshaw, que la llevaría a su lujoso hotel. Un fornido marinero la ayudó a cargar el equipaje.
    
    El joven que pedaleaba vestido sólo con un trapo atado a la cintura, delgado, musculoso y guapo se llevó una generosa propina. Aunque reconocía la belleza y sensualidad de su cuerpo no le atraía en absoluto.
    
    Therese llegó al lujoso hotel con la blanca blusa empapada de sudor y su cara lencería de seda mojada con sus jugos. Se dio un largo baño antes de bajar a cenar. El agua fresca solo le permitió recordar los cuerpos semidesnudos en las abarrotadas calles.
    
    Lo que llevó a su delicada mano a recorrer su piel, y un leve roce en los pezones aún la excitó mas. Bajó por su vientre rozando el ombligo hasta llegar al fino vello rubio sobre su vulva. Un suspiro escapó de los gruesos labios cuando las yemas de los dedos abrieron los ...
    ... otros labios descubriendo el clítoris y acariciándolo.
    
    El agua jabonosa daba lubricación a la otra mano que recorría el cuerpo. Haciendo mas sensible cada trozo de piel que tocaba, su cuello, sus axilas, vientre, pechos y pezones.
    
    La excitación subía de nivel poco a poco, conduciéndola inexorablemente al orgasmo. Gemidos y suspiros que subían de volumen mientras recordaba la musculosa espalda desnuda del joven del vehículo.
    
    Volvía a ver en su imaginación los pechos pequeños duros y cónicos de las mujeres que lavaban la ropa en el río desnudas de cintura para arriba. Sus caderas estrechas en las prendas casi trasparentes.
    
    Las bronceadas y doradas pieles de las nativas con las que se había cruzado la habían excitado. A cada nuevo recuerdo un toque en el clítoris hasta provocarse el orgasmo liberador de la tensión acumulada.
    
    Al secarse con las suaves y lujosas toallas, la sensualidad del ambiente volvió a sus pensamientos. La seda de las bragas, las medias y la combinación limpias sobre su cuerpo no hizo más que acelerar su corazón. El vestido ligero y sensual no hacia más que acentuar la voluptuosidad de su figura.
    
    Al entrar en el restaurante todos los ojos presentes siguieron el avance de su lascivo cuerpo entre las mesas. Los ojos tanto de hombres como de mujeres la desnudaban con lujuria.
    
    Tenía una cita con un exportador local, un digno anciano local, ataviado con una túnica, que no era amenaza para su virtud. Como representante de su acaudalado padre estaba ...
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