1. Extremo Oriente


    Fecha: 23/06/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... ajenas. Pero sí con la suya, así que poniendo en ejecución lo aprendido en sus muchas masturbaciones fue acariciando los labios finos, suaves y muy mojados.
    
    Con ternura, con suavidad, mojando sus dedos con los jugos de la oriental. Ahogando sus gemidos con sus besos. Apoyadas contra el tronco del magnolio y escondidas por sus ramas.
    
    Aunque no parecían ser las únicas que disfrutaban en esa noche tropical. Se oían más suspiros de placer en la foresta. Otras parejas estaban haciendo lo mismo que ellas.
    
    En segundos Therese se había corrido soltando un gemido más fuerte. Ahogado en la boca y con la lengua de la occidental, que en ese momento tenía clavada hasta la garganta. Pero ella también quería hacer disfrutar a la rubia.
    
    Separó sus rojos labios de la boca de su amante solo para ponerlos en la oreja, el cuello, los hombros y empezar a bajar por su escote. Los botones de la blusa saltaron solo con tocarlos, quedó abierta hasta la cintura. Solo con empujarlos un poco con sus manitas los generosos pechos salieron de la tela del sujetador que apenas los ocultaba.
    
    Así pudo poner los dientes en los claros pezones y mordisquearlos con ternura. No buscaba el rubio pubis con las manos, pretendía saborearlo. Las usaba para levantar la corta falda de tubo y descubrirlo. Aunque ajustada a la generosa cadera no fue fácil, tuvo que pelear con ella.
    
    Mei no se molestó en quitarle la breve prenda de seda que tapaba el objeto de su deseo. Se limitó a apartarla lo suficiente ...
    ... como para descubrirlo. En la oscuridad no podía distinguir los detalles pero no le hizo falta para encontrar el clítoris con la lengua.
    
    Los jadeos de la occidental amenazaban con llamar más atención de la debida y tuvo que morderse el labio para acallarlos. Parecía que la muñequita oriental sabía lo que se hacía. No debía ser el primer coñito que lamía.
    
    La tensión erótica que la rubia llevaba acumulando desde que se había bajado del vapor estalló en un fenomenal y maravilloso orgasmo. La lengua de su amante se apresuró a recoger cada gota del preciado jugo.
    
    Volvió a colocar la braguita en su sitio antes de levantarse y buscar los labios de Therese. El sabor del xoxito aún en su lengua compartido en un nuevo beso muy lascivo.
    
    - Necesito hacértelo yo. Quiero saborearte.
    
    Le dijo al oído lamiendo su orejita.
    
    - Llévame a tu habitación. Quiero hacerte el amor toda la noche.
    
    La ayudó a colocar los pechos de nuevo dentro del fino sujetador y a abrochar los botones de la blusa. Cogidas de la mano, mirándose a los ojos, con amplias sonrisas que casi les llegaban a las orejas, llegaron a la lujosa suite. No se atrevían a separarse ni un segundo.
    
    Solo con soltar una fíbula que sujetaba el vestido de la dulce morena sobre uno de los torneados hombros este cayó al suelo. La bella oriental quedó ante la rubia únicamente con los zapatos de tacón.
    
    - ¡Ámame!
    
    Ahora le tocaba a Therese, que miraba su desnudez asombrada. Su amante esperaba sus caricias ansiosa. Pero no ...