Fany, la cornuda (capítulo 1)
Fecha: 26/06/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Homelander, Fuente: CuentoRelatos
... riendo y retirándola.
Ella se levantó sintiéndose idiota, pero decidió solo reír y correr al baño. Se arreglaba el maquillaje, quería lucir linda y no como una puta loca, era muy joven e ingenua aún para saber que todos los hombres amamos el look de “lágrimas negras”. Así que arreglaba su rímel rápidamente, se miraba las tetas en el espejo, pensaba cruelmente que Fany tenía las tetas feas, se las vio aquella noche que durmieron juntas, estaban ebrias y se quitaron el brasier riendo, sus tetas eran mucho más lindas que las de ella, redonditas y bien acomodadas, no como las tetas picudas y extrañas de Fany, sonrió sin querer, se puso de perfil frente al espejo para mirarse el culo, siempre le gustó esa linda curva que hacían sus nalgas en su floja falda escolar, todo bien, todo perfecto, y salió del baño.
Regresó a la sala rápidamente y aún así Mario ya tenía los pantalones puestos, una lástima, se miraba mucho mejor sin ellos, el joven la miraba y sonreía un poco. Eliza se sentaba cerca de él sin miramientos, se recostaba sobre su pecho y lo besaba apasionadamente.
—Debería irme, los autobuses dejaran de pasar pronto.
Dijo él, se negaba a sentirse mal, no quería, no lo necesitaba, lo odiaba, sin embargo, la conciencia a veces es floja, pero siempre es constante, comenzaba a ganarle por desgaste.
—¡No! — decía ella riendo un poco — ¡Me toca! — agregaba aún riendo, él la miraba confundido — ¡Me toca que me hagas rico con la boca! — finalizó riendo, incrédula de ...
... que él no captara.
—No, no te preocupes, neta, no tienes que hacerlo — dijo él tranquilizándola.
—¡No seas cabrón! — dijo ella cómicamente y ambos reían — ¡Me toca! — exigió ella mirándolo fijamente, se daban picos juguetones, ella le acariciaba la ensalivada y flácida verga por encima del pantalón.
—¿De verdad tú lo quieres? No tienes que hacerlo por mí, la mamada estuvo increíble.
Preguntaba con incredulidad el guapo joven, su Fany se negaba tajantemente cada vez, él lo veía como un favor hacía él y no hacía ella.
—Sí quiero — dijo ella sonriendo avergonzada — Pero sino quieres hacerlo…
Dijo ella amablemente, su coño lo suplicaba, pero ella no quería hacerle pasar ni un solo segundo desagradable al chico.
—¡No! ¡Sí, sí quiero! — dijo emocionado al verla realmente dispuesta, su erección volvía un poco.
—O puedes metérmela también si quieres — dijo emocionada, lo miró fijamente, le acariciaba la verga, podía sentir como se endurecía.
—No… Es que… — balbuceaba nervioso.
—Nadie lo sabrá — dijo ella encogiéndose de hombros, aparentando desinterés, pero rogándole con la mirada.
—Eso sí estaría muy mal — dijo él sonriendo nervioso.
—¿Y que me haya tragado tu asquerosa corrida no?
Preguntó Eliza sarcásticamente, casi molesta, aunque sonriendo con esa sonrisa idiota que todos hemos hecho avergonzados, incrédula, él se negaba muy cortésmente y con buenas razones, ¿Pero que chica adolescente no sentiría que trapeaban el cuarto con su ego por más ...