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El jefe de su marido
Fecha: 27/06/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: CuentoRelatos
... blancos y como bien decía su marido se notaba que era un hombre prepotente y de carácter fuerte. Su voz y su aspecto a pesar de estar vestido con elegancia intimidaban mucho. -Quién es? –la voz del señor Gómez sonó al otro lado del teléfono. Por su tono parecía enfadado y enseguida pensó si había sido una buena decisión llamarlo. -Ho… hola. Buenos días –Silvia se sentía intimidada hablando con ese señor– Soy Silvia la mujer de mateo… -Silvia le contó lo que le sucedía y enseguida fue interrumpida por ese hombre. -Mira ahora estoy muy ocupado. La dirección que figura aquí es la misma donde vivís? -Si. ¿Por qué? -Me pasaré por ahí después de comer y hablaremos con calma. ¿Estarás en casa? -Si –Silvia se asustó con la idea de que Mateo se enterara que su jefe había estado en casa.– Pero por favor, que mi marido no sepa que le he llamado. -Tranquila. No le diré nada. -Gracias. Al colgar el teléfono Silvia se puso nerviosa ante la posibilidad de que su marido pudiese comer en casa y llegara su jefe estado él allí. -Hola cariño, ha pasado algo? –Mateo se extrañó de que su mujer lo llamase a esa hora. -No cielo. Te echaba de menos y me apetecía escucharte –Silvia se sentía fatal al estar mintiendo por primera vez a su amado esposo– Que tal va la mañana? -Bien cariño, aunque estamos a tope de trabajo. Hoy mi jefe ha venido con un humor de perros. -Bueno entonces no te molesto más. ¿Vendrás a comer a casa cielo? -Sabes que me encantaría, pero ...
... hoy será imposible. -No te preocupes amor, por la noche nos vemos. Te quiero mucho. -Yo también te quiero cariño. Silvia se pasó el resto de la mañana nerviosa, se sentía fatal por haber mentido a su marido y no sabía si la conversación que tendría con el señor Gómez les sería de ayuda. Apenas comió pues ni apetito tenía con ese nudo en el estómago de los nervios. La niña se acababa de dormir cuando sonó el timbre del portal. -Soy yo Silvia –era el jefe de su marido. -Suba por favor. Solo verlo en la puerta de su casa se sintió intimidada, nerviosa. Lo mandó pasar y en el salón le ofreció un café que él aceptó gustosamente. Él la miró de arriba abajo cuando se fue a la cocina. Pensó que aquella falda hasta las rodillas le quedaba muy bien, era una joven muy guapa y sencilla y pensó que su empleado tenía mucha suerte de tener una mujer como aquella. Silvia se sentó al lado de ese hombre y le volvió a contar todo lo que les estaba pasando. Le habló de la carta del banco, de su miedo porque no le renovara el contrato, de sus problemas para afrontar todos los gastos y poder comprar las cosas de la niña. -Mira te voy a ser sincero –ante la sorpresa de Silvia, ese hombre apoyó una mano sobre su pierna para hablarle y ella por temor a que ese hombre se enfadara se quedó quieta.– Me gustaría ayudarte, pero yo que gano a cambio? -Mi marido trabaja todo el día para usted. -Lo sé, pero hay otros empleados muy buenos y tendré que despedir a dos. -Uno será ...