1. Marion en África


    Fecha: 03/07/2025, Categorías: Anal Autor: Theresa1986, Fuente: CuentoRelatos

    ... importó ni en lo más mínimo. Su vara entraba más y más, no sentí el final de la misma. Parecía que me partiría por la mitad, que ahora se enterraría en mi corazón y dejaría de latir... Pero nada de esto sucedió. Sentí sus huevos tocar mi trasero, y me di cuenta de que el miembro entró en totalmente.
    
    En ese momento dos (o tres o cuatro, no los conté ni tenía conciencia para hacerlo) de los presentes se acercaron a mi con sus penes erectos, con la evidente intención de introducir sus negras pollas en mi boca. Se oyó la firme voz de Rolf hablándoles en su dialecto para que se retiren. Por el movimiento de su brazo y la forma de reprimirlos les daba a entender de que solo Titi tenía autorización para follarme.
    
    Después de eso, el hombre, o mejor dicho, el animal enojado, comenzó a ejecutar fricciones. No podía moverme. Simplemente sentí una máquina enorme yendo y viniendo dentro de mí, atormentándome por dentro. El negro moqueaba por detrás, a veces me ponía el pie en la espalda para que me agachara mejor. Obedientemente me mantenía en cuclillas con mis manos en el suelo sosteniendo mi cuerpo y a veces doblaba los brazos y apoyaba mi frente en el piso. Así soporté con lo último de mis fuerzas las embestidas gradualmente más arrolladoras y agudas. No entendí porqué me golpeó con su manota y volé boca abajo contra el piso, apenas tuve tiempo de apoyar las palmas de las manos. ¡Rolf ni se inmutó! Luego salió de mí y me arriesgué a sostenerme sobre él. Poco a poco me ...
    ... acostumbré a este modelo de coito. Un minuto después sentí algo de alivio, después de otros dos minutos, me sentí complacida con un orgasmo espectacular... Yo misma no podía creer lo que había sucedido. Pero a medida que me "limaba" me volví más móvil. Comencé a responder con movimientos de mi parte trasera. Yo misma movía mis nalgas empalada en su enorme garrote. Ahora ya no me sentía desgarrada, por el contrario, me empezaba a parecer que era muy agradable y excitante.
    
    A pesar de mi compleja situación emocional, en la que por momentos perdía la noción de donde estaba, pude notar que durante todo el espectáculo que ofrecimos Titi y yo, los presentes jamás dejaron de conversar en voz alta, la música estuvo siempre presente, pero las miradas permanentemente convergían en mí.
    
    Finalmente, cuando pasó el minuto cinco, o tal vez el décimo, no recuerdo cuánto duró todo, comencé a “calentarme”. A riesgo de magullarme la cara, saqué una mano del piso y la bajé hasta mi pobre vagina, que hoy quiso tanto, que tanto esperó y que recibió tan poco... Tomé mi clítoris con mis propios dedos y comencé a estimularlo. Necesitaba tan poco que muy pronto sentí la proximidad del orgasmo. Alcancé el clímax moviendo mis pies como una potranca joven, sacudiendo mi cabeza. El negro de atrás no prestó atención a esto y continuó picoteándome. Pero todos tienen un límite, así que después de un rato se vació en mi recto. Pensé que me inundaría y saldría por mi garganta... Tanto semen se derramó en mí que ...
«12...111213...»