Humillada por comportamiento incívico
Fecha: 08/07/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
... ofreció papel para secarse.
-Bien, ahora túmbate en la camilla boca abajo. -Dijo el guardia mientras se quitaba los zapatos, los pantalones y finalmente los calzoncillos.
Silvia observó el pene erecto que sobresalía entre los pliegues de la camisa.
-No te preocupes, siempre uso condón.
Tras ponerse la goma el guardia se encaramo a la camilla cubriendo el cuerpo de la joven que esperaba la acometida. Los dedos del guardia se abrieron paso en su sexo entrando y saliendo hasta que, a pesar de la situación, consiguieron excitarla.
-Te gusta el tema... tu cara de vergüenza dice que no, pero tus partes húmedas dicen otra cosa.
Poco después la chica notó como el pene la penetraba y no pudo evitar lanzar un gemido. El guardia excitado, comenzó a meter y sacar el miembro a buen ritmo. El sonido de los huevos chocando contra las nalgas se mezclaba con los gemidos de ambos participantes. El hombre, a punto de explotar, sacó la verga, se quitó el condón y regó con su semen el culo de Silvia.
-Te lo has pasado bien cariño. -espetó la compañera del policía.- pues ahora viene lo mejor.
El hombre, ya vestido, sacó unas tiras de cuero acabadas en hebillas ocultas en la camilla atando los tobillos, la cintura y las manos de la joven mientras que la otra mujer sacaba de un cajón una ...
... vara.
-Ahora viene el castigo. Te vamos a pegar con esta vara en el culo.
-Me, me han puesto una...
-Sí, una inyección. Lo sabemos... bueno, mala suerte, con los azotes seguro que te olvidas de ella... por ser la primera vez te daremos veinte.
-Está permitido gritar y hasta llorar. -añadió con una carcajada.
La encargada de aplicar el castigo agitó la vara en el aire tres veces haciéndola silbar y provocando, de paso, que Silvia contrajese el culete involuntariamente. La cuarta vez que la vara cortó el aire se estrelló contra las nalgas desnudas de la joven dejando una marca roja y un ramalazo de escozor. Era delicioso y excitante a un tiempo ver como calentaban el culo con cada golpe. El miembro del guardia, que acababa de descargar, volvía a crecer y la ejecutora del castigo no era ajena al espectáculo. También la protagonista, aguantando como podía la compostura, se sumergía en un cúmulo de sensaciones, humillación y dolor peleando a partes iguales por la victoria.
Unos minutos después, con lágrimas en el rostro. Liberaron a Silvia devolviéndole la ropa.
La joven se vistió, frotó su trasero buscando alivio, y en compañía de la mujer que le había metido el dedo en el culo, abandonó la sala y el laberinto volviendo a la estación. Allí, se mezcló con la gente camino a su destino.