Me cogí a la suegra de mi cuñada
Fecha: 10/07/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... sabía del viaje del marido por eso cuando la invité para tomar ese helado prometido no hubo excusa ni dilaciones, nada más importaba que tenerla cerca, ni la diferencia de edades, los quince años que me lleva en vez de ser obstáculo actúa como incentivo para avivar los fuegos eternos del deseo.
La había citado en un lugar discreto de San Miguel, a mitad de camino de ambos. En el trayecto me iba “haciendo los ratones” su figura se recorta en mi memoria, tez bien blanca, cabello renegrido con muchos rulos. Apareció más exultante y coqueta, vestida discreta pero sugerente, el pantalón enmarca su figura y marca las formas de su culito bien firme, como es bien tetona (como me gustan) ella disimula algo con la camisa holgada, pero la turgencia de sus pezones se hacen notar por la brisa nocturna.
No se hacía desear, subió al auto y se acomodó, la sonrisa franca y el beso en la mejilla era hacía las veces de aceptación que lo de tomarnos un helado solo era la excusa para tener un encuentro en un lugar “más privado”
- Vamos? (asiente)
La sonrisa y un beso de ella en mi mejilla, bien próximo a la boca vale como toda respuesta a esa obvia pregunta, la sonrisa acepta y concede la invitación no formulada.
- El helado lo tomamos en “Paraíso” el hotel más cercano.
- Sí, por favor, donde vos me lleves estará bien.
Buen humor y atrevida predisposición abría las puertas a ese “paraíso” que nos aguarda, la calidez erótica del ambiente sube el clima del deseo tanto como ...
... para jugar con el nombre:
- Guau! Vos vas a ser el Adán en el paraíso…
- Y vos la Eva… pero sin la hoja de parra que cubra ese deseo…
- Deseo… que ya se está mojando. Decile al que atiende que tengo prisa, mucha prisa!!!
Entrar el auto a la cochera, correr la lona para ocultarlo y nos enroscamos en los besos más obscenos que nos podíamos dar, comernos la boca sin dejar de respirar. No bien nos soltamos, las bocas, tomamos un respiro y subimos los escalones de a dos para acortar el tiempo que nos separa del deseo.
Cuando la puerta se cerró la tomé por sorpresa para deshojar a Esther, pero ella tenía otros planes. – espera… déjame pasar primero por el baño…
La ansiedad se manifiesta en una erección atroz, para “hacer tiempo” pedí dos whiskyes con hielo y me tendí, desnudo y con esa incómoda erección, ella había bajado la intensidad de las luces, su figura se recorta en el vano de la puerta del baño, se muestra insinuante, acercándose, reptando desde los pies de la cama, por encima de mi hasta comerme la boca, parece un boa constrictor devorando a su presa, tiene una lengua activa como no he conocido. Tiene una forma de besar especial, de tal modo que nos hace respirar a uno en la boca del otro. el abrazo no evita que le vaya desnudando, primero la camisa y el sostén para liberar a esas dos bellezas con la opulencia de sus tetazas, exprimidas y sorbiendo su esencia, reteniendo con labios y dientes esos gruesos pezones que cuando se los “como” se enciende y agita ...