1. Ese culo respingón


    Fecha: 12/07/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Sexuspunendi, Fuente: CuentoRelatos

    ... femenina. Nunca antes había estado frente a una mujer que había pasado la edad de tener hijos sin arrepentimiento alguno de no haberlos tenido. Por el contrario, mostraba esa hambre de vivencias. La que tenía en enfrente ahora era tener un amante dos décadas menor. Esto la hacía sentir no sólo rejuvenecida, sino que en un grado mayor de autonomía femenina.
    
    Un episodio relata bien este grado de autonomía al que me refiero. Su vecina solía mirarla con el desdén y la suficiencia con que miran las mujeres que ya son abuelas a las que nunca se casaron y tuvieron hijos. Siempre que lograba establecer una conversación con Viviana intentaba notificarle de alguna manera que su vida no era la vida que toda mujer que se preciara de tal. Que si no había tenido hijos, por lo menos tuviese una pareja estable con la cual pudiese completar su vida. Todo esto siempre con el tono de envidia que tiene esa generación de mujeres con la siguiente que avanzó, aunque sea unos metros más, en ese enrevesado camino a la emancipación.
    
    Recuerdo que una vez vi a la vecina, llegando incluso a saludarla, para después enterarme por boca de Viviana cómo era su relación con esta última. Después de arreglar el mundo, acompañando la tarea con botellas de vino, la tomé por la cintura de sorpresa en la cocina. Mientras la besaba apasionadamente la fui guiando hasta la habitación. Después de tres pasos mis manos ya se encontraban debajo de su falda buscando sus muslos y su culo, bastando esto para comenzar a ...
    ... sentir sus suspiros. Como era habitual la puse de espaldas contra la cama, bajándole su ropa interior a la búsqueda de su entrepierna con mi boca. La besé tan apasionadamente que no hizo falta mucho tiempo para que llegara su primer orgasmo el cual gritó con total sinceridad. La forma en la cual me había contado la relación con su vecina, ese inocultable hastío, me hizo proponerme darle un sexo fantástico. Posteriormente, ella misma reconoció algo que yo ya intuía y algo que no. Lo primero, que nunca había gritado tan fuerte durante el sexo. Lo segundo, es que su vecina le había hecho saber unas semanas después que la había escuchado. Para su sorpresa su cuerpo no contuvo una piza de vergüenza, como la vecina quería lograr, sino más bien de sincero orgullo. Sabía que la vecina, en lo más profundo de su ser, allí donde había sólo sinceridad, la envidiaba. Era la diferencia entre la que se sentía mujer por haber sido esposa y madre con la que se sentía mujer por ser deseada y orgásmicamente penetrada.
    
    La experiencia que cambió su vida sexual para siempre ocurrió en terreno neutral. Esta vez ella vino a mi ciudad por trabajo, quedándose en un hotel céntrico. Quedamos en que la pasaría a buscar a las ocho de la tarde. Era un viernes de primavera en un día precioso. Lo suficientemente agradable para que ella se pusiese un vestido rojo ligero, con medias caladas negras y tacos aguja del mismo color. Debajo llevaba una ropa interior también roja, muy fina y delgada. Recuerdo que ...
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